sábado, 13 de junio de 2015

UNIDAD.....BUSCADORES....EMILIO CARRILLO.


UNIDAD

La consciencia plena nos identifica radicalmente con la Unidad. Comprendemos, interiorizamos y vivimos que todo es suma de partes y forma parte de una suma superior, aunque cada parte es, a su vez, el Todo. Así de grandiosa es la Unidad divina.

Cada componente del organismo humano es un Universo dentro de un cuerpo, que es otro Universo dentro de un planeta (Tierra), que es otro Universo dentro de un sistema solar (Ors), que es otro Universo dentro de una galaxia (Vía Láctea), que es otro Universo dentro de un Universo, el conocido por la ciencia y por nuestros sentidos físicos, que es una de las muchas dimensiones del polifacético y multidimensional Omniverso. Y todo es Uno, siendo el Amor Incondicional, como constataremos en la Parte Tercera del texto, la fuerza infinita que vivifica, unifica y hace posible este colosal milagro cosmogónico. El Amor es la energía, vibración pura, que fluye por doquier y de la que surgen todas las demás modalidades energéticas. El Amor ensambla, aglutina y permite el desarrollo de la Creación a través de la expansión de la consciencia, de modo que el aumento del grado de consciencia de cualquiera de las partes conlleva la expansión de la consciencia de la Unidad.

En este prodigioso marco, cada ser humano es un Universo dentro de otros muchos Universos. Cada hombre y mujer es uno de los infinitos vórtices (núcleos, células, centros) de energía sostenidos en la Creación. Un vórtice de 112 energía de Amor y vibratoria en el que se cumple la regla sagrada: es suma de partes y forma parte, a su vez, de una suma superior, aunque cada parte es, a su vez, el Todo. Por tanto, cada ser humano es una plasmación de la Unidad o una manifestación de Dios. Nada nos separa de la Divina Unidad. Como hoja, somos el propio Árbol de la Vida. Somos mucho más que la Creación de Dios: somos Dios mismo; somos Creación&Creador.

Somos Creación: Cada ser humano es parte (hoja) de la Creación (Árbol), pero como ésta es Una, somos la Creación misma (no somos una hoja, sino el Árbol). El Amor es la savia, la vida del Árbol, la energía y elemento vivificador que plasma y en la que se manifiesta esta Unidad.
Y Somos Creador: Creamos exactamente lo que creemos. Cuando adquirimos consciencia de nuestro verdadero Ser —cuando podemos afirmar soy el que soy (no hoja, sino Árbol, Dios)—, creamos Amor puro e incondicional, la energía que todo impulsa. La consciencia de nuestro verdadero Ser (Árbol, Dios) contribuye a la expansión de la Consciencia de la Unidad y de la Creación.

Al madurar la noción de Unidad, nos familiarizaremos más y más con lo divino. Y, finalmente, experimentaremos a Dios, a nosotros mismos, como Ser infinito en movimiento a velocidad infinita por dimensiones infinitas con Consciencia Perfecta, Unidad Absoluta y Amor Incondicional. Nos habremos convertido en el Milagro; y esta experiencia pasmosa nos parecerá tan natural y sencilla como estar sentados bajo las estrellas, pero cada una de ellas será nosotros mismos. Este es nuestro estado natural: estar unificado con el

Cosmos, en íntima relación con la vida en todas sus formas; alcanzar finalmente la Unidad con nuestro propio Ser. Este es nuestro destino y el final de nuestra búsqueda. Cada uno de nosotros es Amor y pasa por la lucha, el dolor, el entusiasmo y la pasión para terminar reconociéndose como lo que es: Amor.
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Emilio Carrillo

2 comentarios:

  1. Es un regalo, una bendición, algo inesperado, muchas gracias a ti, por recordarnos cada día con tus dones (maravillosos dones) la forma de ir haciendo eso de traer el cielo a la tierra,ir haciéndose posible, sino es ya una realidad manifestada en muchos corazones.
    Doy gracias a Dios (al Dios interno y al Dios que somos todos) por enviarnos, por existir tantos seres tan maravillosos que nos hacen todo más hermoso en el camino del recuerdo de lo que somos, gracias infinitas.
    Bendiciones a millones.
    Un abrazo desde el más infinito amor universal.

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