sábado, 30 de abril de 2016

"SOY TÚ" 101 CUENTOS CLÁSICOS DE LA INDIA RECOPILACIÓN DE RAMIRO CALLE




SOY TÚ

Era un discípulo honesto. Moraba en su corazón el afán de perfeccionamiento.  
Un anochecer, cuando las chicharras quebraban el silencio de la tarde, acudió a la modesta casita de yogui y llamó a la puerta.
-¿Quién es? - preguntó el yogui.  
-Soy yo, respetado maestro. He venido para que me proporciones instrucción espiritual.
-No estás lo suficiente maduro -replicó el yogui sin abrir la puerta.-Retírate un año a una cueva y medita. Medita sin descanso.
Luego, regresa y te daré instrucción. Al principio, el discípulo se desanimó, pero era un verdadero buscador, de esos que no ceden en su empeño y rastrean la verdad aún a riesgo de su vida. Así que obedeció al yogui.
Buscó una cueva en la falda de la montaña y durante un año se sumió en meditación profunda. Aprendió a estar consigo mismo; se ejercitó en el Ser.
Sobrevinieron las lluvias del monzón. Por ellas supo el discípulo que había transcurrido un año desde que llegara a la cueva. Abandonó la misma y se puso en marcha hacía la casita del maestro. Llamó a la puerta.
-¿Quién es? preguntó el yogui.
-Soy tú -repuso el discípulo.
-Si es así -dijo el yogui -entra. No había lugar en esta casa para dos yoes.

*El Maestro dice; Más allá de la mente y del pensamiento está el Ser.
Y en el Ser todos los seres.

101 CUENTOS CLÁSICOS DE LA INDIA
RECOPILACIÓN DE RAMIRO CALLE


  

domingo, 24 de abril de 2016

"LA COMPASIÓN" WALTER RISO AMORES ALTAMENTE PELIGROSOS


LA COMPASIÓN
La acepción de la palabra compasión no siempre es bien entendida. El diccionario la describe como un sentimiento de conmiseración y lástima hacia quienes sufren penalidades o desgracias. Quizás esta sea la razón por la cual, cuando decimos "siento compasión por ti", la persona suele ofenderse:
"¡No necesito tu lástima!" (al ego no le gusta producir pesar, porque sería aceptar su propia debilidad). Pero hay otro significado, uno más interesante, que proviene de la espiritualidad, la mística y la filosofía. Aquí no se trata tanto de piedad sino de una com-pasión participante, es decir, un com-partir que surge del interés y la necesidad de apropiarse del dolor ajeno para que deje de ser ajeno.
Esta compasión implica involucrarse de manera activa en la angustia de otro ser humano: un acto de ternura, un socio para los malos ratos, un corazón abierto y dispuesto, no necesariamente para
resolver la aflicción sino para sentir el padecimiento como si fuera propio: "Me duele tu dolor".
Octavio Paz cita a Unamuno en una frase que muestra lo que quiero decir: "No siento nada cuando rozo las piernas de mi mujer, pero me duelen las mías si a ella le duelen las mías si a ella le duelen las
suyas."
Pasión no sólo significa "inclinación intensa, vehemente, viva, hacia otra persona o algo", sino también acción de padecer. Apasionarse es sufrir, ya sea poco o mucho, la explosión del entusiasmo.
Es en la pasión donde el amor se vuelve doloroso y el dolor amoroso. Dos extremos de un mismo hilo continuo que se juntan en un curioso enredo: el nudo gordiano del amor pasional.
A la verdadera compasión no la mueve la caridad ni la obsesión por los diezmos. Su mensaje podría resumirse así: "Me duele tu dolor. No me propongo hacerme cargo de él, no busco solucionarlo ni
calmarlo porque no sé cómo hacerlo. Quiero sufrir a tu lado porque simple y llanamente te amo, y este amor apasionado me lleva directo a tus heridas. No se trata de elección, yo no elijo nada. No es cuestión de voluntad, sino un mandato del corazón. Sencillamente ocurre en mí como si mi cuerpo fuera prolongación del tuyo, como si nuestras fisiologías estuvieran secretamente conectadas. Soy sensible a tu ser, a lo que dices, a tu mirada, a tus movimientos, desplazamientos, quietudes e inquietudes, a tus gestos de repudio y a tu imperceptible sonrisa. Me duele tu dolor, como me alegra tu alegría. Eso es todo".
¿De dónde surge semejante aprehensión? ¿Por qué la mente captura el sufrimiento de la persona amada tan intensamente? ¿O será que la compasión es en sí misma trascendente? ¿Cuál es el enigma?
¿Qué fuerza extraña nos impulsa a violar el principio del placer y a dejar de lado el más recalcitrante egoísmo?
No sabemos con seguridad qué mueve al organismo a sufrir vicariamente. Quizá la naturaleza, a través del amor, quiere enseñamos que el otro es tan importante como uno y por eso nos vuelve extraordinariamente sensibles y vulnerables a la persona amada. Tampoco podemos explicar por qué respondemos más intensamente al dolor que a la alegría de la pareja. El sufrimiento suele ser más contagioso que la felicidad, y más potente, más arrebatador, más intrusivo.
La com-pasión es un don esencialmente humano. Es más que cuidar y dar de comer, es mucho más que criar y responsabilizarse. No es un deber asumido desde la lógica, ni se parece a la obligación que caracteriza la moral o la convicción ética. No hay argumentos claros para describir adecuadamente la actitud compasiva, a no ser que se piense en una especie de testarudez afectiva similar a la amistad.

Si el corazón pudiera hablar en este tema, creo que diría algo así: Te quiero porque te quiero, y quizá, por esa misma "sin razón" se me antoja tu dolor, y aunque sea descabellado, debo admitido, me siento mejor si sufrimos juntos.
WALTER  RISO
AMORES ALTAMENTE PELIGROSOS

domingo, 17 de abril de 2016

"DESCUBRE TU GUÍA INTERIOR" OSHO INTUICIÓN




DESCUBRE TU GUÍA INTERIOR

Tienes un guía en ti mismo pero no lo utilizas. Hace tanto que no lo utilizas, hace tantas vidas, que puede que no seas consciente siquiera de que tienes ese guía en ti. 
Estaba leyendo un libro de Castaneda. Su maestro, Don Juan, le dice que haga un maravilloso experimento. Es uno de los experimentos mas antiguos. En una noche oscura, en un lugar muy montañoso y peligroso, sin ninguna luz, el maestro de Castaneda le dice: «Confía en tu guía interior y empieza a correr.» 
Era algo muy peligroso. Era un lugar montañoso, desconocido, lleno de árboles, arbustos, precipicios. Se podía caer en cualquier parte. Incluso, a plena luz del día tendría que haber prestado atención al andar allí y por la noche estaba todo oscuro. No podía ver nada pero su maestro le decía: «¡No andes, corre!» 
¡No se lo podía creer! Era un acto suicida. Tuvo miedo pero entonces el maestro se puso a correr. Salió corriendo como un animal salvaje y volvió otra vez corriendo. Castaneda no podía entender cómo lo hacía. No solo estaba corriendo en plena oscuridad sino que luego volvía directamente hacia donde él estaba, como si pudiera ver. Así que, poco a poco, Castaneda reunió el valor suficiente. Si este anciano lo podía hacer, ¿por qué no iba a ser él capaz de hacerlo? Lo intentó y poco a poco sintió que le embargaba una luz interior. Así que empezó a correr. Tu razón te ha desorientado. La mayor desorientación ha sido esta: no puedes creer que tengas un guía interior.  
Tú solo estás cuando dejas de pensar. En el momento en que dejas de pensar, dejas que ocurra lo interior. Cuando no piensas, todo es correcto; como si tuvieras un guía interior. 
Tu razón te ha desorientado. La mayor desorientación ha sido esta: no puedes creer que tengas un guía interior. 
En primer lugar, tienes que convencer a tu razón. Aunque tu guía interior diga: «Adelante», tienes que convencer a tu razón pero pierdes oportunidades porque existen momentos... puedes utilizarlos o puedes desaprovecharlos. El intelecto se toma su tiempo y, mientras ponderas, contemplas, piensas, desaprovechas el momento. La vida no te está esperando. Uno tiene que vivir el instante. Uno tiene que ser un auténtico guerrero, como dicen en el zen, porque cuando estás luchando en el campo de batalla con tu espada no puedes pensar. Te tienes que mover sin pensar. 
Los maestros zen han utilizado la espada como técnica de meditación y, dicen en Japón que si dos maestros zen, dos personas meditativas, luchan con espadas, no habrá conclusión posible. No habrá un vencedor ni un vencido ya que ninguno de los dos esta pensando. Las espadas no están en sus manos sino que están en manos de su guía interior, el guía interior no-pensante, y, antes de que la otra persona ataque, el guía lo sabe y se defiende. No puedes pensar en ello porque no hay tiempo. El otro se dirige a tu corazón. En una décima de segundo la espada te atravesará el corazón. No hay tiempo para pensar, para ver qué hacer. Cuando el pensamiento «atravesar el corazón» se le ocurre a la otra persona, simultá- neamente, a ti se te tiene que ocurrir el pensamiento «defenderme»; simultáneamente, sin ningún espacio de tiempo entre medias; solo entonces te podrás defender. De lo contrario dejarás de existir. 
De modo que enseñan esgrima como una vía de meditación y dicen: «Estate a cada momento con tu guía interior, no pienses. Deja que tu guía haga aquello que se le ocurra. No interfieras con la mente.» Es muy difícil porque nos han educado para utilizar la mente. En los colegios, los institutos, la universidad, toda cultura nos enseña a utilizar la mente. Hemos perdido todo contacto con nuestro guía interior. Todos nacemos con ese guía interior pero no se le deja trabajar, funcionar. Esta prácticamente paralizado pero lo podemos revivir. 
El intelecto se toma su tiempo y, mientras ponderas, contemplas, piensas, desaprovechas el momento. La vida no te está esperando. Uno tiene que vivir el instante.
No pienses con la cabeza. No pienses, en absoluto. Simplemente muévete. Inténtalo en distintas situaciones. Será difícil porque surgirá el viejo hábito de empezar a pensar. Tendrás que estar alerta, no pensar sino sentir interiormente lo que llega a la mente. Puede que muchas veces estés confundido porque no serás capaz de saber si aquello que llega proviene del guía interior o de la superficie de la mente. Sin embargo, pronto sabrás distinguir la diferencia. 
Cuando algo proviene del interior, surge de tu ombligo hacia arriba. Puedes sentir su fluir, su calor, desde el ombligo hacia arriba. Cuando tu mente piensa, es algo que ocurre solo en la superficie, en la cabeza, después va hacia abajo. Si tu mente decide algo, tienes que forzarlo para que se dirija hacia abajo. Cuando tu guía interior decide, hay algo que burbujea en ti. Proviene del mismo centro de tu ser y se dirige a la mente. La mente lo recibe pero no es de la mente. Proviene del más allá; eso es lo que teme la mente. Es algo de lo que desconfiar ya que surge de detrás, sin ninguna razón, sin ninguna prueba. Simplemente burbujea. 
Inténtalo en determinadas situaciones. Por ejemplo, si te has perdido en el bosque; inténtalo. Cierra los ojos, siéntate, medita y no pienses porque es algo vano, ¿cómo te vas a poner a pensar? No sabes. Sin embargo, el pensar se ha convertido en un hábito y sigues pensando incluso en momentos en los que no vas a sacar nada con ello. El pensamiento solo puede pensar sobre algo que ya conoce. Estás perdido en un bosque, no tienes ningún mapa, no hay nadie a quien preguntarle. ¿Qué es lo que piensas? Pero a pesar de todo piensas. Ese pensamiento solo será una preocupación no un pensamiento. Cuanto mas te preocupes menos podrá actuar el guía interior. 
Cuando algo proviene del interior, surge de tu ombligo hacia arriba. Puedes sentir su fluir, su calor, desde el ombligo hacia arriba. Cuando tu mente piensa, es algo que ocurre solo en la superficie, en la cabeza.
Despreocúpate, siéntate bajo un árbol y deja que tus pensamientos se calmen y desaparezcan. Espera, no pienses. No te plantees ningún problema, simplemente espera. Cuando sientas que ha llegado un momento de no-pensamiento, entonces levántate y empieza a andar. Deja que tu cuerpo se dirija donde quiera. Sé simplemente un observador. No interfieras. Es muy fácil volver a encontrar el camino perdido. Lo único que hace falta es que no dejes que la mente interfiera. 
Esto es algo que ha ocurrido muchas veces sin saberlo. Los grandes científicos dicen que siempre que se ha producido un gran descubrimiento no ha sido nunca fruto de la mente sino del guía interior. Cuando tu mente se agota y ya no puede más, se retira. En ese momento de retiro el guía interior puede dar indicaciones, claves, soluciones. El hombre que ganó el premio Nobel por su trabajo sobre la estructura interna de la célula, la vio en un sueño. Vio la estructura de la célula humana, el interior de la célula, en un sueño, y por la mañana no tuvo más que dibujarla. Ni él mismo podía creer que fuera así, así que investigó durante años. Después de años de investigación comprobó que lo que había soñado era verdad. 
En primer lugar, hay que agotar totalmente el camino del intelecto; solo entonces puede surgir la solución. Hay que agotar por completo la cabeza; de lo contrario, sigue funcionando, aunque sea en sueños. 
De modo que ahora los científicos dicen que todos los grandes descubrimientos son intuitivos, no intelectuales. Esto es lo que se entiende por guía interior. 
Vence a la cabeza y adéntrate en el guía interior. Está ahí. Las viejas escrituras dicen que el maestro o el gurú -el gurú «exterior»- puede ser útil para descubrir el gurú interior, esa es la función del gurú exterior.  
No puedes llegar a la verdad a través de un maestro; a través de este solo puedes llegar al maestro interior, después ese maestro interior te conducirá a la verdad. El maestro exterior no es más que un representante, un sustituto. Tiene su guía interior y puede sentir también tu guía interior. Si yo soy realmente tu guía, mi ayuda te conducirá a tu guía interior. Una vez que entres en contacto con tu guía interior, ya no te haré falta. Ya podrás moverte solo. 
De modo que lo único que un gurú puede hacer es empujarte desde la cabeza hasta el ombligo, de tu razonamiento a tu fuerza intuitiva, de tu mente argumentativa a tu guía de confianza. Esto no es algo que ocurra únicamente entre los seres humanos, ocurre lo mismo con los animales, con los pájaros, con los árboles, con todo. El guía interior existe y se han descubierto muchos fenómenos nuevos que son un misterio. 
Hay algunos casos concretos. Por ejemplo, el pez hembra muere inmediatamente después de desovar. Entonces el macho fertiliza los huevos y muere. Los huevos se quedan solos, sin padres. Maduran y nace un nuevo pez. Este pez no sabe nada de madres ni padres; no sabe de dónde viene. Sin embargo, a pesar de que este pez vive en una zona determinada del mar, volverá hacia el lugar de donde salieron sus padres para desovar. Volverá a la fuente. Esto es algo que no ha dejado de ocurrir y, cuando quiera desovar, volverá a la otra zona, desovará y morirá. De modo que no existe comunicación entre los padres y los hijos; sin embargo, los hijos saben de alguna manera dónde tienen que ir, hacia dónde se tienen que dirigir; además nunca se equivocan. Tampoco los puedes desorientar. Se ha intentado pero es imposible. Llegarán a la fuente. Hay algún guía interior que los conduce. 
Si yo soy realmente tu guía, mi ayuda te conducirá a tu guía interior. Una vez que entres en contacto con tu guía interior, ya no te haré falta. Ya podrás moverte solo.  
En Rusia estaban experimentando con gatos, con ratas y con otros pequeños animales. Una gata fue separada de su gatitos que, a su vez, fueron llevados en medio del mar; ella no podía saber dónde estaban sus crías. Se le colocaron a la gata distintos dispositivos para analizar las variaciones en su mente y en su corazón y después, en el medio del mar, mataron a una de las crías. Inmediatamente, la madre se dio cuenta. Cambió su flujo sanguíneo. Se puso nerviosa y ansiosa; en cuanto mataron a la cría se le aceleró el pulso. Un dispositivo científico determinó que estaba sintiendo una gran pena. Después de un tiempo todo volvió a la normalidad. Entonces mataron a otra cría y tuvo lugar de nuevo el cambio. Lo mismo ocurrió con la tercera cría. Las tres veces ocurrió lo mismo, en el mismo momento, sin ningún espacio de tiempo. ¿Qué pasaba? 
Los científicos dicen que la madre tiene un guía interior, un centro interior de sentimiento que está ligado al de sus crías, estén donde estén. Es asombroso; debería ser al contrario: la madre humana debería sentir esto mucho más ya que está más comprometida con sus hijos. Sin embargo, esto no es así, porque la cabeza ha dominado todo y los centros interiores están paralizados. 
Cuando te encuentres con problemas y no veas la solución, no pienses; permanece en un estado de no-pensar y deja que tu guía interior te guíe. Al principio, tendrás miedo, te sentirás inseguro pero muy pronto, cuando veas que siempre llegas a la solución adecuada, a la puerta adecuada, reunirás el valor suficiente y confiarás. 
La sabiduría proviene del corazón, no del intelecto. La sabiduría proviene de lo más profundo de tu ser, no de tu cabeza. 
Córtate la cabeza, quédate descabezado; y sigue al ser allá donde este te lleve. Aunque te lleve a una situación de peligro, adéntrate en el peligro porque ese será tu camino y el de tu crecimiento. Sigue a tu guía interior, confía en él y muévete con él. 
OSHO 
INTUICIÓN

sábado, 9 de abril de 2016

"LA EFECTIVIDAD DEL PODER ESTÁ EN EL MOMENTO PRESENTE" LOUISE L. HAY SANA TU CUERPO




LA EFECTIVIDAD DEL PODER ESTÁ EN EL MOMENTO PRESENTE

Aquí mismo y ahora, en nuestras propias mentes. No importa cuánto tiempo hayamos tenido pautas negativas, o una enfermedad, una mala relación, apuros económicos, u odio a nosotros mismos: podemos comenzar a cambiar hoy. Los pensamientos que hemos albergado y las palabras que hemos empleado repetidamente han creado nuestras experiencias hasta este momento. No obstante, eso es pensamiento pasado, ya lo hemos tenido. Lo que escojamos pensar y decir hoy, en este momento, creará el mañana y el pasado mañana, la semana que viene, el mes que viene y el año que viene. La efectividad del poder está siempre en el momento presente. 
Aquí es donde comenzamos a hacer cambios. Qué idea más liberadora. Podemos comenzar a dejar marchar las viejas tonterías. Ahora mismo. El comienzo más insignificante es ya importante. Cuando bebés, éramos todo amor y alegría. Sabíamos lo importantes que éramos, nos sentíamos el centro del universo. El bebé tiene una inmensa osadía, pide lo que necesita y expresa sus Sentimientos sinceramente. Se ama a sí mismo completamente, cada parte de su cuerpo, incluidas las heces. Sabe que es perfecto. Y esa es la verdad de nuestro ser. Todo lo demás son tonterías aprendidas y se pueden desaprender. 
Cuántas veces hemos dicho: «Yo soy así», o «Las cosas son así». Lo que en realidad queremos decir es que eso es «lo que creemos que es verdad para nosotros». Por lo general, lo que creemos es únicamente la opinión de otra persona que hemos aceptado e incorporado a nuestro propio sistema de creencias. Algo que encaja con las otras cosas que creemos. Si cuando éramos niños se nos enseñó que el mundo es un lugar temible, aceptaremos como cierto todo lo que encaje con esa creencia. «No te fíes de los desconocidos», «No salgas por la noche», «La gente te engaña», etc. Por otra parte, si en los primeros años de nuestra vida se nos enseñó que el mundo es un lugar seguro y alegre, entonces creeremos otras cosas. «El amor está en todas artes» «La gente es amable» «Me llega el dinero con facilidad», etc. La vida refleja nuestras creencias. 

Muy rara vez nos sentamos a cuestionar nuestras creencias. Podría preguntarme, por ejemplo: « ¿Por qué creo que me resulta difícil aprender? ¿Es cierto eso? ¿Es cierto eso para mí, ahora? ¿De dónde proviene esa creencia? ¿Lo sigo creyendo porque en mi primer año de escuela la profesora me lo repitió una y otra vez? ¿Estaría mejor yo, valdría más si dejara esa creencia?». 
Haz una pausa y coge al vuelo tu pensamiento. ¿Qué estás pensando en este preciso momento? Si los pensamientos dan forma a nuestra vida y experiencias, ¿te gustaría que ese pensamiento se hiciera realidad para ti? Si es un pensamiento de inquietud o rabia o de dolor o venganza, ¿cómo crees que volverá a ti ese pensamiento? Si deseamos una vida dichosa, hemos de pensar pensamientos dichosos. Cualquier cosa que enviemos mental o verbalmente volverá a nosotros en esa misma forma. 

Tómate un tiempo para escuchar las palabras que dices. Si te escuchas decir algo tres veces, escríbelo: se te ha convertido en pauta. Al final de la semana mira la lista y verás cómo tus palabras se conforman a tus experiencias. Decídete de buena gana a cambiar tus palabras y pensamientos y observa cómo cambia tu vida. La forma de controlar nuestra propia vida es controlar nuestra elección de palabras y pensamientos. Nadie piensa en tu mente sino tú. 
LOUISE L. HAY
SANA TU CUERPO

domingo, 3 de abril de 2016

"DARSE CUENTA" JORGE BUCAY CUENTOS PARA PENSAR


DARSE CUENTA

Este cuento está inspirado e un poema de un monje tibetano, Rimpoche, y que reescribí según mi propia manera de decir, para mostrar una caracteística más de nosotros, los humanos.

Me levanto una mañana,
salgo de mi casa,
hay un pozo en la vereda,
no lo veo,
y me caigo en él.


Día siguiente...
salgo de mi casa tratando de acordarme
que hay un pozo en la vereda,
y me vuelvo a caer en él.

Tercer día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
que hay un pozo en la vereda,
sin embargo
no lo recuerdo
y caigo en él.

Cuarto día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
del pozo en la vereda,
lo recuerdo,
y a pesar de eso,
no veo el pozo
y caigo en él.

Quinto día,
salgo de mi casa,
recuerdo que tengo que tener presente
el pozo en la vereda
y camino mirando el piso,
y lo veo
y a pesar de verlo,
caigo en él.

Sexto día,
salgo de mi casa,
recuerdo el pozo en la vereda,
voy buscándolo con la vista,
lo veo,
intento saltarlo,
pero caigo en él.

Séptimo día,
salgo de mi casa
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
rozo con la punta de mis pies el borde del otro lado,
pero no es suficiente y caigo en él.

Octavo día,
salgo de mi casa, 
veo el pozo,
tomo carrera,
salto, llego al otro lado!
Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido,
festejo dando saltos de alegría....
y al hacerlo, caigo otra vez en el pozo.

Noveno día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera, lo salto,
y sigo mi camino.

Décimo día,
me doy cuenta
recién hoy
que es más cómodo
caminar...
por la vereda de enfrente.
JORGE BUCAY
CUENTOS PARA PENSAR