domingo, 29 de mayo de 2016

"LA MENTE INVENTA EL SUFRIMIENTO" DE REGRESO A CASA WALTER RISO


LA MENTE INVENTA EL SUFRIMIENTO
Al "dolor psicológico" lo llamamos sufrí, miento. De manera similar a lo que ocurre con la biología, el sufrimiento también cumple una canción de aviso en el mundo psicológico. Por ejemplo, cuando alguien nos rechaza, este "dolor" nos está diciendo que hay una estructura mental afectada o un apego irracional que debemos destruir (vg. necesidad de aprobación). Cuando pierdo un partido de tenis y siento aflicción profunda por ello, este sentimiento negativo de "pérdida" dice que se ha visto alterada
La autoexigencia, es decir, la "necesidad de ganar ha sufrido una derrota, y por lo tanto, "duele:". En ambos casos, un sentimiento de incomodidad nos indica que cierta necesidad sicológica no se ha visto satisfecha, o lo que es lo mismo, un "órgano mental" ha sido afectado. El origen del sufrimiento, tal como señalaba Buda, está en querer retener algún aspecto le la realidad que nos interesa, sin ver que" el todo" está en un constante fluir. La seguridad psicológica parece ser una ficción de la mente que espera encontrar lo estable, lo indestructible y lo eterno. La madurez psicológica de un 'o fuerte es la aceptación de que nada es para :oda la vida. Del desprendimiento nace la paz.
Aunque hay sufrimientos más importantes que otros, y algunos francamente pueriles, todos dejan su lección. El sufrimiento es el termómetro del alma, la señal que nos indica el :amino para alcanzar el fondo de nuestra conciencia y eliminar los esquemas mentales maladaptativos. Mientras el motor principal de la evolución de las especies ha sido el peligro, el sufrimiento es el principal impulsor del crecimiento psicológico personal. Aunque no nos guste, no se puede avanzar sin él, más aun, si lo evitamos, cerramos las puertas de la realidad interior. Nada más peligroso que una infección sin fiebre. No estoy diciendo que debamos rendirle culto al sufrimiento, ni regodeamos en él a la manera masoquista, sino que realistamente comprendamos su función. Insisto, pese a que nos fastidie, el sufrimiento nos enseña el lado oscuro de la mente y qué cosa modificar.
Desde este punto de vista, muchos incidentes críticos pueden concebirse como una ocasión para mejorar. Los chinos utilizan un carácter gráfico combinado para representar la palabra "crisis": una
parte significa peligro y la otra, oportunidad. En idioma español el término también adquiere dos significados: conflicto y transformación. Es decir, toda situación de estrés es una oportunidad para reestructurarse a sí mismo. O dicho de otra forma, toda transformación real conlleva una dosis de malestar implícito.
Los reveses de la vida muchas veces son una ocasión para cambiar. Si la intensidad de la experiencia es alta, su impacto puede producir una verdarlera revolución interior en la manera de ver y percibir el mundo. Un señor de cincuenta años dedicado a la ganadería, había comenzado a asistir de malas ganas a mis citas por sugerencia, de su mujer. Era un individuo supremamente inteligente, rudo, de mal carácter, insensible, poco afectuoso y que generaba miedo en todas las personas que convivían o trabajaban con él. Era un hombre muy adinerado que ejercía a la perfección el abuso del poder y la explotación. Cuando llevábamos cuatro meses en terapia, obviamente sin mejoría alguna, ocurrió lo imprevisible: mi paciente fue víctima de un secuestro. No volví a saber nada de él, hasta que tres meses después, al otro día de ser rescatado por la policía, regresó otra vez a la consulta. quedo nuevamente me produje un gran impacto. Ya no era el mismo. Había pasado todo su cautiverio amarrado, en un pequeño cuarto de paredes blancas y con muy 'mala alimentación. Se le veía demacrado, cansado y con algunas nuevas canas. Caminaba con dificultad y apenas podía mover un brazo. Pese a todo, un brillo extraño y muy ,especial acompañaba su manera de mirar. Le pedí autorización para grabar la sesión y accedió muy amablemente. Comenzó su breve exposición de los hechos con un tono de voz sereno y pausado: "Esta experiencia ha sido muy importante para mi...
Creo que la vida me obligó a mirarme a mí mismo a la fuerza... No había sido capaz de hacerla antes, no sé por qué... (suspiro)... Creo que aprendí muchas cosas... (mirando unos búhos de porcelana)...
Por ejemplo, yo nunca había reparado en los colores... ¿No le parece increíble que los colores existan?.. De tanto mirar esa pared blanca aprendí a sentir cómo palpita la naturaleza, porque realmente eso es lo que pasa... La vida está viva, ¿me entiende?.. Los colores se mueven... Usted va a pensar que estoy loco, pero puedo oírlos... Elija uno y verá que puedo decirle el color con los ojos cerrados". Le coloqué un pequeño búho amarillo en la mano y lo comenzó a acariciar suavemente por unos segundos: "Es amarillo, ¿verdad?" Repetí el experimento, con otros objetos y el resultado fue el mismo acierto. Luego, continuó .. su relato sin inmutarse: "Sufrí mucho... Pero lo peor no era el dolor de las piernas y los brazos, sino estar lejos de los míos... (sollozo)... No les di lo que podía... En las horas de soledad sola'" " mente le pedía a Dios que me diera otra oportunidad para cambiar... Vi todo lo malo que había en mi... (suspiro)... Va a tener mucho trabajo conmigo..." Le pregunté: "¿Qué siente en este momento?"
Cerró los ojos y dejó salir la respuesta desde lo más profundo de su ser: "Humildad... Humildad...
Sólo eso". Aprendí mucho de mi paciente. A lo largo de un año lo vi crecer a pasos agigantados.
Aunque su hipersensibilidad a los colores desapareció, su progreso psicológico y espiritual crearon una verdarlera revolución interior. Para ser más exacto, y parafraseando a Krishnamurti, hubo una mutación psicológica. Vi cambiar la dureza por ternura, la explotación por compasión, el aislamiento afectivo por abrazos y caricias, y la indiferencia por interés y preocupación sentida. La última vez que supe de él, estaba participando activamente en un grupo de ayuda a los indigentes. El mensaje es claro. Sin anestesias ni subterfugios de ningún tipo, la crisis incontrolable produjo la cantidad de sufrimiento necesario para que mi paciente no tuviera otra opción que asimilar la información y evolucionar. Desgraciadamente no todas las personas sometidas a situaciones límites logran este impacto positivo. Si el manejo de la experiencia estresante es inadecuado, puede sobrevenir lo que se conoce como "Síndrome de estrés postraumático", un trastorno que necesita ayuda profesional.
Si bien es cierto que todo sufrimiento deja su enseñanza, a veces es posible ubicado en un contexto diferente y crearle un nuevo significado. En estos casos, el sufrimiento adquiere una dimensión
especial que trasciende la cualidad educativa que lo caracteriza. Un señor de edad, viudo desde hacía dos años, no había podido superar la muerte de su mujer. No habían tenido hijos y ya no le quedaba familia. Extrañaba muchísimo a su esposa y se sentía sin fuerza para seguir viviendo. Los antidepresivos producían un adormecimiento del dolor, pero su tristeza era demasiado honda como para ceder a la droga. Recordé un caso similar que había sido tratado éxitosamente por Victor Frankl, un prestigioso psicólogo humanista sobreviviente del holocausto, y decidí intentar el mismo
procedimiento. En una de las citas le pregunté qué habría ocurrido si la viuda hubiera sido su esposa.
Su rostro cambió de inmediato: "Ella no lo hubiera soportado... Era una mujer muy frágil y suave... Y me adoraba". Fue cuando le sugerí que diera a su dolor una nueva visión: "Usted amaba a su mujer más que a nada en el mundo... Desde ese contexto de amor, ¿no es mejor que sea usted el que tenga que vivir la angustia de la pérdida? Usted era el más fuerte... Es como si la estuviera reemplazando...
¿Por qué no intenta ver su sufrimiento como un acto de sacrificio, producto del amor? Usted se ha hecho cargo de algo que ella no iba a ser capaz de soportar... Trate de reubicar el sufrimiento, reinterprételo y déle un nuevo valor...". En ese preciso instante, sin más discursos, él comprendió lo que yo quería decide. El dolor psicológico de la pérdida había adquirido un sentido que no tenía antes.
Había dejado de ser un sufrimiento inútil, para ser una desdicha noble. El sufrimiento se había transformado en un acto de amor. El ser humano posee la facultad de trascender el dolor biológico y
trasformado en valor. Esto no implica desechar el aprendizaje que la naturaleza nos entrega desde la fisiología, sino completado: el dolor alerta, el sufrimiento avisa y además dignifica.
Para meditar la enseñanza l. La sabiduría natural te muestra cómo el dolor es un amigo fiel que te jala una y otra vez para que tomes conciencia de algún percance físico real o potencial. La mente imitó esta forma de supervivencia, la trasladó al mundo psicológico e inventó el sufrimiento. El sufrimiento es una señal que te alerta sobre la existencia de esquemas psicológicos negativos que debes modificar para que no te dañen, pero además, cuando le confieres a tu pena un sentido de  superación, ese sufrimiento adquiere una dimensión específicamente humana que trasciende lo meramente animal y te engrandece. De ahora en adelante, cuando el sufrimiento se haga notar, no intentes hacerlo desaparecer de inmediato. Míralo, descífralo, acércate a él con humildad para ver qué quiere. El sufrimiento es el privilegio de la autoconsciencia, el baluarte de la vida en plena acción que pugna por seguir adelante. El sufrimiento te recuerda que eres transformación viva y la punta de lanza de la creación. Puedes aprender cada día más de ti mismo, aunque a veces duela un poco. No olvides que el universo te está hablando, se está manifestando a través tuyo. Escúchalo, algo tendrá para decirte.
DE REGRESO A CASA
WALTER RISO



sábado, 21 de mayo de 2016

"NO TE ATES " ANTHONY DE MELLO AUTOLIBERACIÓN INTERIOR


NO TE ATES 
¿Qué hace falta para despertarse? No hace falta esfuerzo ni juventud ni discurrir mucho. Sólo hace falta una cosa, la capacidad de pensar algo nuevo, de ver algo nuevo, de ver algo nuevo y de descubrir lo desconocido. Es la capacidad de movernos fuera de los esquemas que tenemos. Ser capaz de saltar sobre los esquemas y mirar con ojos nuevos la realidad que no cambia. 
El que piensa como marxista, no piensa; el que piensa como budista, no piensa; el que piensa como musulmán, no piensa... y el que piensa como católico, tampoco piensa. Ellos son pensados por su ideología. Tú eres un esclavo en tanto y en cuanto no puedes pensar por encima de tu ideología. Vives dormido y pensado por una idea. El profeta no se deja llevar por ninguna ideología, y por ello es tan mal recibido. El profeta es el pionero, que se atreve a elevarse por encima de los esquemas, abriendo camino. 
La Buena Nueva fue rechazada porque no querían la liberación personal, sino un caudillo que los guiase. Tememos el riesgo de volar por nosotros mismos. Tenemos miedo a la libertad, a la soledad, y preferimos ser 3 esclavos de unos esquemas. Nos atamos voluntariamente, llenándonos de pesadas cadenas, y luego nos quejamos de no ser libres. ¿Quién te tiene que liberar si ni tú mismo eres consciente de tus cadenas? 
Las mujeres se atan a sus maridos, a sus hijos. Los maridos a sus mujeres, a sus negocios. Todos nos atamos a los deseos y nuestro argumento y justificación es el amor. ¿Qué amor? La realidad es que nos amamos a nosotros mismos, pero con un amor adulterado y raquítico que sólo abarca el yo, el ego. Ni siquiera somos capaces de amarnos a nosotros mismos en libertad. Entonces, ¿cómo vamos a saber amar a los demás, aunque sean nuestros esposos o nuestros hijos? Nos hemos acostumbrado a la cárcel de lo viejo y preferimos dormir para no descubrir la libertad que supone lo nuevo. 
Lo peor y más peligroso del que duerme es creer que está despierto y confundir sus sueños con la realidad
ANTHONY DE MELLO
AUTOLIBERACIÓN INTERIOR



lunes, 16 de mayo de 2016

"DEJA ESPACIO AL OTRO" TUS ZONAS MÁGICAS Dr. WAYNE W. DYER




DEJA ESPACIO AL OTRO

Deja que haya espacio en vuestra unión. De nuevo, se trata de amar incondicionalmente y de dar en lugar de tomar. Cuando se ama a alguien por lo que es y no por lo que tu crees que debería ser, o por la medida en la que te complace, el permitirle privacidad y espacio viene de manera automática. Lo que hay que hacer desde un punto de vista amoroso es dejar a todos la opción de ser ellos mismos. Si para ser ellos mismos necesitan pasar tiempo alejados de ti, no sólo deberás permitirlo sino facilitarlo de buena gana. 
Las relaciones sofocantes envueltas en celos y temores son provocadas por individuos que se creen con derecho a dictar cómo debe ser la otra persona. Recuerda esta frase de Robert Frost: “Amarnos las cosas que amamos por lo que son”. Así de sencillo y, sin embargo, cuánto le cuesta a muchas personas seguirlo día a día.
Todos necesitamos cierta medida de tiempo para meditar en calma, para la contemplación, para establecer contacto con nuestro yo interior, para autoexaminarnos, leer, escuchar, pensar, pasear, etcétera. La soledad puede convertirse en tu compañía más importante y ayudarte a ser una persona más generosa en tus relaciones espirituales. En lugar de ver la necesidad de espacio de tu pareja como una amenaza, obsérvala como un momento de renovación y celébrala. Esfuérzate en la medida de lo posible por ayudar al otro a que tenga ese espacio. Trátalo a él o a ella como algo sagrado. No olvides que tu relación con todos los demás está en tu mente, no en lo que ellos piensen o hagan. Tu necesidad de espacio no será ninguna amenaza, sino que estará llena de amor, si eres un ser espiritual. Acariciarás tu tiempo en soledad, agradecerás estar con alguien que te alienta en este sentido y harás todo lo posible por asegurarte que tu pareja también tiene ese espacio y en abundancia, sin juicios ni anemazas por tu parte.
La privacidad y el espacio constituyen regalos maravillosos que puedes hacerle a tu pareja. Si te niegas a dárselos verás como se deteriora tu relación y todos tus esfuerzos por mantenerla se frustan. Puede parecer irónico, pero cuanto más espacio permitas y fomentes dentro de la relación más florecerá ésta. Cuanto más te empeñes en poner límites al espacio de alguien, en no perderlo a él o a ella de vista o insistir en que pase todo el tiempo contigo, más estarás contribuyendo al final de esa relación afectiva.
TUS ZONAS MÁGICAS
Dr. WAYNE W. DYER

lunes, 9 de mayo de 2016

"RECURSOS INTERNOS" JORGE BUCAY EL CAMINO DE LA AUTODEPENDENCIA







RECURSOS INTERNOS 
En el fondo de mi casa hay un cuarto de herramientas. Tengo allí todas las herramientas que podría necesitar para las tareas con las que me enfrento a diario. 
¡Es increíble! Hubo una época de mi vida en la que todavía no había descubierto la existencia de este cuarto del fondo. Yo creía que en mi casa simplemente no había un lugar para las herramientas. Cada vez que necesitaba hacer algo tenía que pedir ayuda a alguien o pedir prestada la herramienta necesaria. Me acuerdo perfectamente el día del descubrimiento: 
Yo venía pensando que debía tener siempre a mano las herramientas que más usaba y estaba dispuesto a hacerme de ellas, pero me quedé pensando que antes debía encontrarles un lugar en mi casa para poder guardarlas. Recordaba con nostalgia el cuartito de chapa del fondo de la casa de mi abuelo Mauricio y tenía muy presente mi inquietud de aquel día en que llegué a casa con MI primera herramienta. Me desesperaba pensar que se me podía perder si no le encontraba un lugar. Al final, por supuesto, la había apoyado en un estante cualquiera y todavía recuerdo en los puños la bronca de no encontrarla cuando la necesitaba y tener que ir a buscarla a las casas de otros como si no la tuviera. 
Así fue que salí al fondo pensando en construir un cuartito pequeño en el rincón izquierdo del jardín. Qué sorpresa fue encontrarme allí mismo, en el lugar donde yo creía que debía estar mi cuarto de herramientas, con una construcción bastante más grande que la que yo pensaba construir. Un cuarto que después descubrí, estaba lleno de herramientas. 
Ese cuarto del fondo siempre había estado en ese lugar y, de hecho, sin saber cómo, mis herramientas perdidas estaban ahí perfectamente ordenadas al lado de otras extrañas que ni sabía para qué servían y algunas más que había visto usar a otros pero que nunca había aprendido a manejar. 
No sabía todavía lo que fui descubriendo con el tiempo, que en mi cuarto del fondo están TODAS las herramientas, que todas están diseñadas como por arte de magia para el tamaño de mis manos y que todas las casas tienen un cuarto similar. 
Claro, nadie puede saber que cuenta con este recurso si ni siquiera se enteró de que tiene el cuartito; nadie puede usar efectivamente las herramientas más sofisticadas si nunca se dio el tiempo para aprender a manejarlas; nadie puede saberse afortunado por este regalo mágico si prefiere vivir pidiéndole al vecino sus herramientas o disfruta de llorar lo que dice que a su casa le falta. 
Desde el día del descubrimiento no he dejado de pedir ayuda cada vez que la necesité, pero la ayuda recibida siempre terminó siendo el medio necesario para que, más tarde o más temprano, me sorprendiera encontrando en el fondo mi propia herramienta y aprendiera del otro a usarla con habilidad. 

Los recursos internos son herramientas comunes a todos, no hay nadie que no los tenga. 
Uno puede saber o no saber que los tiene, uno puede haber aprendido a usarlos o no. 
Podrás tener algunas herramientas en mejor estado que otros, que a su vez te aventajarán en otros recursos. Pero todos tenemos ese “cuartito de herramientas” repleto de recursos, suficientes, digo yo, si nos animamos a explorarlo... 
La seducción, por ejemplo, es un recurso prioritario e importante, una herramienta que mucha gente cree que no tiene. Y yo digo: “No buscó bien”. En la relación con los otros, si uno no puede hacer uso de este recurso, de verdad, le va mal. Alguien que no puede hacer uso ni siquiera mínimamente de su seducción, no sólo no puede conseguir una pareja, tampoco podrá lograr un crédito en un banco o un descuento en una compra.  
Seducir no es “levantarse” a alguien, seducir tiene que ver con generar confianza, simpatía, con generar una corriente afectiva entre dos personas. Seducir tiene que ver con la afectividad de todas las relaciones interpersonales. Muchos piensan que la seducción es un don natural, y en parte es cierto, pero también es un don universal y entrenable. 
JORGE BUCAY
EL CAMINO DE LA AUTODEPENDENCIA