sábado, 27 de junio de 2015

MANTENER LA ACTITUD CORRECTA. Autor: ANNI. T.O.RA.P. Técnicas Operativas de las Relaciones Amorosas Positivas.





MANTENER LA ACTITUD CORRECTA:

Observar nuestra actitud de ASCENSION, nos traerá buenos vínculos y nos llevará a una vida plena y perfecta.

Las actitudes de Ascensión son: AMOR, ENTREGA, GRATITUD y SERVICIO.

Si nuestro ser irradia estas actitudes atraeremos fácilmente a todos los seres y las relaciones perfectas que deseamos. El agradecer y mostrar gratitud por las cosas buenas que tenemos, siempre nos traerá más cosas buenas. Comencemos por Agradecer y por sentir gratitud por las cosas obvias, por todas las cosas buenas que tenemos y a las que no les prestamos la más mínima atención, un hogar, una familia (buenos o malos podríamos NO tenerlos), el cuerpo, las manos, las piernas, los ojos, la voz, etc.

El solo practicar este ejercicio de reconocimiento, cambiará nuestra polaridad abriendo la puerta a la Energía Positiva.

La gente se pasa el tiempo pensando y lamentándose por lo que NO tiene y no comprende que con esta actitud, lo único que logra, es crear más necesidad. Cada vez que nos concentramos en una carencia, atraemos más carencia.

Nuestro BIEN más elevado está aquí, para nosotros, aunque no lo vivenciemos aún. AGRADEZCAMOS TODO!. BENDIGAMOS TODO!. Incluso en el caso de “la pareja”, de ese compañero o compañera ideal para cada uno, reconozcamos que no estamos aún preparados para recibirlo, puesto que aún no somos nosotros “el ser ideal”.

La Fuente Universal está siempre preparada para DAR, lo que nosotros de una u otra forma pedimos. En cuanto a lo bueno, estamos realmente preparados para recibirlo?.

La Fuente Universal se enriquece cuando nosotros “abrimos la puerta” y recibimos, pues el dador, siempre se expande al dar y se enriquece dando.

No bloqueemos las cosas que merecemos recibir y no obstaculicemos el Amor que está ahí para nosotros.

Si perdemos algo, debemos saber que ya no era “lo mejor” para nosotros y que la Fuente está esperando que abramos la puerta para darnos algo aún mejor que lo que se fue.

Si nos concentramos en el “no puedo”, tendremos más “no puedo”.

Si agradecemos y bendecimos lo que tenemos, recibiremos más aún.

Si aseveramos: “soy muy torpe”, seremos cada día más torpes.

Tratemos de mantener siempre, la mejor actitud: “PASE LO QUE PASE, ES SIEMPRE LO MEJOR!”. Aunque lo que pasa nos parezca “malo”, debemos saber que allí hay una elección y que lo sucedido nos permitirá aprender; es posible que este aprendizaje nos facilite las cosas mañana o nos salve de algo mucho peor en el futuro. Siempre debemos pensar las cosas como siendo BUENAS y a nosotros mismos como BENEFICIADOS y GANADORES, pase lo que pase y aunque no lo comprendamos aún. Debemos aprender a pensar, sentir y actuar desde la POSITIVIDAD y no desde la negatividad.

Manteniendo esta actitud, no desaprovecharemos las oportunidades de crecer y sin duda alguna, llegaremos a ser SERES PERFECTOS.

En todo aparente “Mal” se oculta un “Bien”, el hecho de que no sepamos encontrarlo no significa que no sea así. Esforcémonos por encontrar el bien oculto!. Requiere práctica y tiempo, pero al fin, este mecanismo funcionará naturalmente. Todo cuanto sucede en nuestras vidas es un signo, una señal, un símbolo de “algo”… Aprendamos a desentrañar estos aparentes y cotidianos “misterios”.

ENTREGUEMOS todo a la Fuente Universal, en especial lo que es malo o doloroso para nosotros, para que sea trasmutado, para que sean resueltos los problemas, para lo que es enfermo o negativo sea transformado por la Fuente.

Si observamos la Naturaleza comprenderemos mejor a la Fuente, a Dios; la Naturaleza es pródiga, es toda dádiva y entrega, y está siempre allí, SIRVIENDONOS. Si internamente, nosotros adoptamos la actitud de Amor, Entrega, Gratitud y Servicio, entramos en la Corriente Universal de Energía, por lo tanto, a partir de ahí NADA DEBEMOS TEMER!.
T.O.RA.P. Técnicas Operativas de las Relaciones Amorosas Positivas
Autor: ANNI


sábado, 20 de junio de 2015

"La integración diaria". Dr. SRI K. PARVATHI KUMAR. Curación Espiritual.



2. LA INTEGRACIÓN DIARIA
La teoría del "agarrar y soltar" nos revela que lo que entendemos como sostener al cuerpo es lo que produce que el cuerpo nos tenga prisioneros a nosotros. 
Nosotros
tenemos la impresión de que sostenemos al cuerpo, pero la verdad es que muchas veces es el cuerpo el que nos está sosteniendo a nosotros. Creemos que tenemos bajo control al cuerpo, pero el cuerpo también nos tiene bajo control a nosotros. Solemos estar condicionados por el cuerpo debido sobre todo a nuestra falta de comprensión del funcionamiento del cuerpo y de nuestra relación con él. Todo lo que tenemos, los conceptos, los puntos de vista, las emociones, los deseos, el cuerpo, las relaciones, las propiedades, la familia, etc., pertenece a la Naturaleza.


Nosotros pertenecemos al Alma Universal. Nosotros somos almas individualizadas y tenemos un cuerpo. Como almas, somos partículas del Alma Universal. Nuestros cuerpos son partículas compuestas de la Naturaleza. El Alma Universal y la Naturaleza se desintegran en muchas partículas. En realidad, el Alma permanece integrada, pero debido a la segregación que produce la Naturaleza, da la impresión de ser aparentemente múltiple. Si bien el espacio sigue siendo el mismo al construir una casa de cemento y ladrillo, ese espacio es aparentemente segregado como el espacio interior y el espacio exterior de la casa. Dentro de la casa también está dividido con muchas habitaciones, dándosele un nombre al espacio de cada cuarto, como comedor, salón, dormitorio, cocina, baño, etc. El espacio es segregado por la materia o Naturaleza y así permanece.

Así también somos nosotros segregados aparentemente como almas individuales, como el espacio en las habitaciones de una casa, cuando en realidad y en esencia somos inseparables y parte del Alma Universal. La individualización se debe a nuestra creencia de que somos seres individuales, pues el hecho de creernos que "existimos separadamente" es tan solo una creencia. Puede parecer extraño, pero es cierto. Se trata de un estado en el que el YO Universal es sustituido por el YO individual. Es un estado de separación localizado. Al rededor de esta verdad a la que se ha sustituido se reúnen todas las demás creencias. La creencia del YO SOY individual –la creencia original– hace que creamos que las otras creencias de identidad son nuestras propias, como "mi gente, mi raza, mi nación, mi lengua, mi familia, mis conceptos, mis puntos de vista, mis emociones, mi cuerpo, mi propiedad" y así sucesivamente. 
La creencia original es el nacimiento de un punto y las creencias secundarias son circunferencias alrededor de él. Antes del nacimiento del punto no hay separación. El nacimiento de un punto es de por sí la separación del espacio en un centro. En torno al centro se reúnen otras cualidades. Cuantas más circunscripciones haya, mayor es la separatividad. La separatividad se concretiza según las fuerzas de las creencias secundarias. La individualización se cristaliza y se concretiza casi permanentemente según lo aferrado que uno esté a sus creencias. Cuanto mayor es la creencia en los pensamientos secundarios, mayor es el grado con que uno se aferra. Así también, cada uno de nosotros es también prisionero de sus propias creencias.


Nos aferramos con fuerza a una creencia y entonces esa creencia nos mantiene aferrados también a nosotros de ese modo. Según el grado que tengamos de agarrar los conceptos así nos agarran ellos a nosotros, así somos condicionados por ellos. Estamos constreñidos y restringidos por nuestras creencias secundarias.
Necesitamos quedar libres de lo aferrados que estamos a nuestros pensamientos (o creencias) para damos cuenta de nuestro estado original de liberación. Al caer prisioneros de nuestros propios pensamientos, nos volvemos inquietos durante el día y por lo tanto necesitamos dormir. ¡Los animales no duermen tan profundamente ni tanto como nosotros! Esto es debido a que somos muy inquietos. El origen de esta intranquilidad se remonta a nuestros pensamientos, conceptos, creencias, etc.


Estos son obstáculos para el libre flujo de la energía. Por eso se nos impone el sueño para liberarnos de todo aquello a lo que estamos aferrados. Después de haber dormido bien nos sentimos frescos. Pero ¿cómo adquirimos esa frescura? La adquirimos porque el sueño ha permitido que nos liberemos de nuestras creencias, tanto secundarias como también primarias.
Si nos liberamos conscientemente de las creencias primarias y secundarias, estamos frescos y permanecemos frescos. Los Iniciados son libres. Ellos actúan mediante pensamientos originales y secundarios, pero se recuperan después de cada acción. Los Grandes Iniciados permanecen en ese estado de liberación cuando actúan. Es como actuar con guantes, de modo que nada nos afecta cuando hacemos las cosas. Por eso a un Gran Iniciado se le compara con una gota de rocío sobre un pétalo de loto.


La gota de rocío está sobre el pétalo y sin embargo no está pegada a él. Del mismo modo el Iniciado está en el mundo sin estar apegado a él. Él está en el mundo pero no es del mundo. Este es el estado avanzado de un Iniciado. Los otros Iniciados son aquellos que trabajan (sin guantes) y se restablecen después de haber hecho su trabajo diariamente. Es decir, que mientras trabajan están en el mundo, pero pueden retirarse y volver a su estado original. Ellos conocen el doble sendero de involución y evolución. Ellos pueden entrar y existir. Entran con la ayuda de un pensamiento, actúan y salen dejando ese pensamiento. Se deshacen del pensamiento una vez hecho el trabajo en relación con él. Éste no les da vueltas en la cabeza, y ellos se quedan tan frescos, incluso después de haber hecho el trabajo.

Los no iniciados están nublados por una telaraña de pensamientos. No saben cómo salirse de ella. Están prisioneros en su telaraña. Por eso la Naturaleza les ayuda un momento a través del sueño. Pero hay gente que teje sus telas de araña de pensamiento tan tupidamente que ni siquiera el sueño puede entrar. Esas son las personas que están enfermas sin esperanza.

La sabiduría reside en liberarse uno mismo de sus propias creencias y pensamientos y ponerse de pie como luz en la luz. Entremos en el campo de acción con ayuda del pensamiento, realicemos el trabajo y regresemos, prescindiendo de ese pensamiento.




"Regresar solos" es la palabra clave para actuar diestramente en el mundo.
Cada tarde, cuando regresemos a casa, hemos de dejar los pensamientos relativos al trabajo externo. Al entra en la cama hemos de dejar todos los pensamientos.
Curación Espiritual
Dr. SRI K. PARVATHI KUMAR




sábado, 13 de junio de 2015

UNIDAD.....BUSCADORES....EMILIO CARRILLO.


UNIDAD

La consciencia plena nos identifica radicalmente con la Unidad. Comprendemos, interiorizamos y vivimos que todo es suma de partes y forma parte de una suma superior, aunque cada parte es, a su vez, el Todo. Así de grandiosa es la Unidad divina.

Cada componente del organismo humano es un Universo dentro de un cuerpo, que es otro Universo dentro de un planeta (Tierra), que es otro Universo dentro de un sistema solar (Ors), que es otro Universo dentro de una galaxia (Vía Láctea), que es otro Universo dentro de un Universo, el conocido por la ciencia y por nuestros sentidos físicos, que es una de las muchas dimensiones del polifacético y multidimensional Omniverso. Y todo es Uno, siendo el Amor Incondicional, como constataremos en la Parte Tercera del texto, la fuerza infinita que vivifica, unifica y hace posible este colosal milagro cosmogónico. El Amor es la energía, vibración pura, que fluye por doquier y de la que surgen todas las demás modalidades energéticas. El Amor ensambla, aglutina y permite el desarrollo de la Creación a través de la expansión de la consciencia, de modo que el aumento del grado de consciencia de cualquiera de las partes conlleva la expansión de la consciencia de la Unidad.

En este prodigioso marco, cada ser humano es un Universo dentro de otros muchos Universos. Cada hombre y mujer es uno de los infinitos vórtices (núcleos, células, centros) de energía sostenidos en la Creación. Un vórtice de 112 energía de Amor y vibratoria en el que se cumple la regla sagrada: es suma de partes y forma parte, a su vez, de una suma superior, aunque cada parte es, a su vez, el Todo. Por tanto, cada ser humano es una plasmación de la Unidad o una manifestación de Dios. Nada nos separa de la Divina Unidad. Como hoja, somos el propio Árbol de la Vida. Somos mucho más que la Creación de Dios: somos Dios mismo; somos Creación&Creador.

Somos Creación: Cada ser humano es parte (hoja) de la Creación (Árbol), pero como ésta es Una, somos la Creación misma (no somos una hoja, sino el Árbol). El Amor es la savia, la vida del Árbol, la energía y elemento vivificador que plasma y en la que se manifiesta esta Unidad.
Y Somos Creador: Creamos exactamente lo que creemos. Cuando adquirimos consciencia de nuestro verdadero Ser —cuando podemos afirmar soy el que soy (no hoja, sino Árbol, Dios)—, creamos Amor puro e incondicional, la energía que todo impulsa. La consciencia de nuestro verdadero Ser (Árbol, Dios) contribuye a la expansión de la Consciencia de la Unidad y de la Creación.

Al madurar la noción de Unidad, nos familiarizaremos más y más con lo divino. Y, finalmente, experimentaremos a Dios, a nosotros mismos, como Ser infinito en movimiento a velocidad infinita por dimensiones infinitas con Consciencia Perfecta, Unidad Absoluta y Amor Incondicional. Nos habremos convertido en el Milagro; y esta experiencia pasmosa nos parecerá tan natural y sencilla como estar sentados bajo las estrellas, pero cada una de ellas será nosotros mismos. Este es nuestro estado natural: estar unificado con el

Cosmos, en íntima relación con la vida en todas sus formas; alcanzar finalmente la Unidad con nuestro propio Ser. Este es nuestro destino y el final de nuestra búsqueda. Cada uno de nosotros es Amor y pasa por la lucha, el dolor, el entusiasmo y la pasión para terminar reconociéndose como lo que es: Amor.
Buscadores

Emilio Carrillo

sábado, 6 de junio de 2015

Expansión consciencial: la hoja y el árbol .... Amor, Vida y Consciencia Emilio Carrillo ....


Expansión consciencial: la hoja y el árbol
Enlazando con todo lo enunciado, la expansión consciencial no es otra cosa que el proceso de cambio paulatino en el estado de consciencia de cada persona y, consiguientemente, de su frecuencia vibracional, a lo largo tanto de una misma vida física como de la cadena de reencarnaciones. ¿Es posible esbozar de algún modo, con carácter general, las fases o pasos que sigue ese proceso?. La verdad es que no, pues la casuística es muy amplia y diversa, y los contenidos y características del proceso y de los posibles cambios conscienciales, trascienden el marco mental e intelectual. No obstante, a modo de rudimentario acercamiento, se puede utilizar como símil el caso o ejemplo de la hoja y el árbol.
Imaginemos por un momento, que somos una hoja en un gran árbol: vivimos junto a otras hojas en una ramita que pende, junto a otras ramitas, de una rama mayor que está sujeta a su vez, junto con otras ramas, de uno de los troncos en los que se ha abierto el tronco común del árbol. De manera figurada e inevitablemente insuficiente, podemos representar metafóricamente así sucesivos aumentos del grado de consciencia, cada uno de los cuales se plasmará en estados de consciencia con los que viviremos sus correspondientes experiencias:
a) Soy una hoja; y cuanto me rodea, existe para hacerme feliz (grado consciencial muy bajo o egóico).
b) Soy una hoja en una ramita con otras hojas: aspiro a mi felicidad y a la de las demás hojas de la ramita (grado consciencial bajo o de sistema “ramita” -familia-).
c) Soy una hoja en una ramita con otras hojas, que pende -junto con otras ramitas que tienen otras hojas- de una rama mayor: deseo mi felicidad y la de todas las hojas que están en la rama (grado consciencial medio/bajo o de sistema “rama” -comunidad próxima-).
d) Soy una hoja en una ramita con otras hojas, que pende -junto con otras ramitas que tienen otras hojas- de una rama mayor que -junto con otras ramas con sus respectivas ramitas y hojas- surge de un tronco: quiero ser feliz y que conmigo lo sean todas las hojas, ramitas y ramas que salen del tronco (grado consciencial medio o de sistema “tronco” –sociedad-).
e) Soy una hoja en una ramita con otras hojas, que pende -junto con otras ramitas que tienen otras hojas- de una rama mayor que -junto con otras ramas con sus respectivas ramitas y hojas- surge de un tronco que -junto a otros troncos con sus ramas, ramitas y hojas- sale del tronco común: ligo mi felicidad a la de todas las hojas, ramitas, ramas y troncos que tienen una base compartida (grado consciencial medio/alto o de sistema “global” -planeta-).
f) Soy una hoja en una ramita con otras hojas, que pende -junto con otras ramitas que tienen otras hojas- de una rama mayor que -junto con otras ramas con sus respectivas ramitas y hojas- surge de un tronco que -junto a otros troncos con sus ramas, ramitas y hojas- sale del tronco común de un árbol en el que, como hoja, me integro: mi existencia trasciende de mí como hoja, y uno mi felicidad a la del árbol en su conjunto, con todos sus componentes (grado consciencial alto).
g) No soy una hoja, sino el árbol que se manifiesta y experimenta a sí mismo como hoja (grado consciencial muy alto).
h) Soy el árbol y la vida que le da vida y lo unifica: cualquier suceso que en el árbol acontezca, por ejemplo: un pájaro que se pose en cualquier rama u hoja, me ocurre a mí y lo siento en mí porque soy el árbol y la savia (“energía”, Amor y Vida) que lo vivifica (grado consciencial pleno).
En este último escenario, el proceso de expansión consciencial lleva a sentir experienciar el Yo Soy el que Soy, sin ruptura o separación alguna. Lo que, en lugar de desmerecer mi esencia y existencia, las engrandece: no soy una hoja del árbol, sino el árbol mismo, de cuya vida y esencia participo y en la que me integro. No soy un trazo suelto en un cuadro, sino todo el cuadro en sí; no soy una ola en el mar, sino el mar como tal; no soy una ínfima porción de la Creación, sino la Creación misma.

Es más, cada incremento de mi grado de consciencia contribuye al aumento de la consciencia de la suma de la que formo parte (la ramita, la rama o el tronco) y, a través de ello, de la Unidad (el árbol). Y cuando elevo la consciencia a su grado más alto, mi toma de consciencia explosiona la consciencia de la Unidad, por lo que, siendo Creación, también soy Creador. Se acabó, así, la visión fragmentada que tanto gusta al ego y es propia de la tridimensionalidad. Tú, yo, el de allí y el de acá somos Uno y somos Dios.
Este estado de consciencia y la frecuencia que lleva asociado generan en nuestro interior un agudo sentimiento de integración y enamoramiento: nos sentimos completamente enamorados de la Unidad Divina, del Ser Uno. Los primeros Padres de la Iglesia llamaron a esto <<Endiosamiento>>, señalado por San Basilio como meta máxima que “conlleva el don de la gracia, alegría interminable, permanencia en Dios”. Lo que fue retomado y enaltecido siglos más tardes por San Juan de la Cruz con su célebre “…Amada (alma) en Amado (Dios) transformada”. Y es que como escribió, a petición de Ana de Peñalosa en 1584, en el contexto de las Declaraciones a su Llama de
Amor Viva: “El más perfecto grado de perfección al que en esta vida se puede llegar, es al de la transformación en Dios”. Profundizaremos en todo ello como el asunto merece dentro de los apartados que este texto dedica a la Física de la Deidad.
Amor, Vida y Consciencia
Emilio Carrillo