Ayer
estuvimos juntas mis amigas, bueno algunas de ellas, amigas del
internado, amigas desde la infancia, y nos vimos sorprendidas por la
vida que nos ha vuelto a reunir de nuevo, nos ha retribuido con las
ganancias de muchos años de experiencias, nos ha dado la posibilidad
de reunirnos, exponer amorosamente como han sido esas experiencias
según nuestra conciencia en cada momento.
Fue
algo muy bello, muy divino, muy respetuoso, muy consciente, muy
constructivo para todas nosotras, por supuesto es algo que sin duda
repetiremos.
Reencontrarnos
de nuevo ha sido un regalo muy hermoso, donde podemos darnos cuenta
perfectamente que todo encaja, que todo está perfectamente diseñado, que lo que ellas me aportan es tan
gratificante y constructivo como lo que sin duda puedo aportarles a
ellas y qué decir de la alegría del corazón por el reencuentro.
La
fiesta estaba en la parte alta del pueblo y nosotras de forma
sorprendente elegimos quedarnos fuera de la fiesta, la fiesta para
nosotras estaba en el jugo que le estábamos sacando al regalo que la vida nos
estaba haciendo en esos momentos. Disfrutar de la amistad de un modo
tan consciente que estaba alucinando, que regalo más grande y hermoso, que
sabia y mágica es la vida, desde luego no cabe duda que ella, que
todos hemos salido ganando de lo contrario no se habría dado y que
grande somos nosotras porque nos engrandece el Dios de nuestro corazón, bendiciones amigas del alma.
María.
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