DESCUBRE TU GUÍA INTERIOR
Tienes un guía en ti mismo pero no lo utilizas. Hace tanto que no
lo utilizas, hace tantas vidas, que puede que no seas consciente
siquiera de que tienes ese guía en ti.
Estaba leyendo un libro de Castaneda. Su maestro, Don Juan, le
dice que haga un maravilloso experimento. Es uno de los experimentos
mas antiguos. En una noche oscura, en un lugar muy montañoso
y peligroso, sin ninguna luz, el maestro de Castaneda le dice: «Confía
en tu guía interior y empieza a correr.»
Era algo muy peligroso. Era un lugar
montañoso, desconocido, lleno de árboles,
arbustos, precipicios. Se podía caer
en cualquier parte. Incluso, a plena luz
del día tendría que haber prestado atención
al andar allí y por la noche estaba
todo oscuro. No podía ver nada pero su
maestro le decía: «¡No andes, corre!»
¡No se lo podía creer! Era un acto
suicida. Tuvo miedo pero entonces el
maestro se puso a correr. Salió corriendo
como un animal salvaje y volvió otra vez corriendo. Castaneda
no podía entender cómo lo hacía. No solo estaba corriendo en
plena oscuridad sino que luego volvía directamente hacia donde él
estaba, como si pudiera ver. Así que, poco a poco, Castaneda reunió
el valor suficiente. Si este anciano lo podía hacer, ¿por qué no iba a
ser él capaz de hacerlo? Lo intentó y poco a poco sintió que le embargaba
una luz interior. Así que empezó a correr.
Tu razón te ha
desorientado. La
mayor desorientación
ha sido esta: no
puedes creer que
tengas un guía
interior.
Tú solo estás cuando dejas de pensar. En el momento en que dejas
de pensar, dejas que ocurra lo interior. Cuando no piensas, todo
es correcto; como si tuvieras un guía interior.
Tu razón te ha desorientado.
La mayor desorientación ha sido esta: no puedes creer
que tengas un guía interior.
En primer lugar, tienes que convencer a tu razón. Aunque tu
guía interior diga: «Adelante», tienes que convencer a tu razón pero
pierdes oportunidades porque existen momentos... puedes utilizarlos
o puedes desaprovecharlos. El intelecto se toma su tiempo y,
mientras ponderas, contemplas, piensas, desaprovechas el momento.
La vida no te está esperando. Uno
tiene que vivir el instante. Uno tiene
que ser un auténtico guerrero, como
dicen en el zen, porque cuando estás
luchando en el campo de batalla con
tu espada no puedes pensar. Te tienes
que mover sin pensar.
Los maestros zen han utilizado la
espada como técnica de meditación y,
dicen en Japón que si dos maestros zen,
dos personas meditativas, luchan con
espadas, no habrá conclusión posible.
No habrá un vencedor ni un vencido ya
que ninguno de los dos esta pensando.
Las espadas no están en sus manos sino
que están en manos de su guía interior, el guía interior no-pensante,
y, antes de que la otra persona ataque, el guía lo sabe y se defiende. No
puedes pensar en ello porque no hay tiempo. El otro se dirige a tu corazón.
En una décima de segundo la espada te atravesará el corazón.
No hay tiempo para pensar, para ver qué hacer. Cuando el pensamiento
«atravesar el corazón» se le ocurre a la otra persona, simultá-
neamente, a ti se te tiene que ocurrir el pensamiento «defenderme»;
simultáneamente, sin ningún espacio de tiempo entre medias; solo
entonces te podrás defender. De lo contrario dejarás de existir.
De modo que enseñan esgrima como una vía de meditación y dicen: «Estate a cada momento con tu guía interior, no pienses. Deja
que tu guía haga aquello que se le ocurra. No interfieras con la mente.»
Es muy difícil porque nos han educado para utilizar la mente. En
los colegios, los institutos, la universidad, toda cultura nos enseña a
utilizar la mente. Hemos perdido todo contacto con nuestro guía interior.
Todos nacemos con ese guía interior pero no se le deja trabajar,
funcionar. Esta prácticamente paralizado pero lo podemos revivir.
El intelecto se toma su tiempo y, mientras ponderas, contemplas, piensas, desaprovechas el momento. La vida no te está esperando. Uno tiene que vivir el instante.
No pienses con la cabeza. No pienses, en absoluto. Simplemente muévete. Inténtalo en distintas situaciones. Será difícil porque surgirá el viejo hábito de empezar a pensar. Tendrás que estar alerta, no pensar sino sentir interiormente lo que llega a la mente. Puede que muchas veces estés confundido porque no serás capaz de saber si aquello que llega proviene del guía interior o de la superficie de la mente. Sin embargo, pronto sabrás distinguir la diferencia.
No pienses con la cabeza. No pienses, en absoluto. Simplemente muévete. Inténtalo en distintas situaciones. Será difícil porque surgirá el viejo hábito de empezar a pensar. Tendrás que estar alerta, no pensar sino sentir interiormente lo que llega a la mente. Puede que muchas veces estés confundido porque no serás capaz de saber si aquello que llega proviene del guía interior o de la superficie de la mente. Sin embargo, pronto sabrás distinguir la diferencia.
Cuando algo proviene del interior,
surge de tu ombligo hacia arriba. Puedes
sentir su fluir, su calor, desde el
ombligo hacia arriba. Cuando tu mente
piensa, es algo que ocurre solo en la
superficie, en la cabeza, después va hacia
abajo. Si tu mente decide algo, tienes
que forzarlo para que se dirija hacia
abajo. Cuando tu guía interior decide, hay algo que burbujea en ti.
Proviene del mismo centro de tu ser y se dirige a la mente. La mente
lo recibe pero no es de la mente. Proviene del más allá; eso es lo
que teme la mente. Es algo de lo que desconfiar ya que surge de detrás,
sin ninguna razón, sin ninguna prueba. Simplemente burbujea.
Inténtalo en determinadas situaciones. Por ejemplo, si te has perdido
en el bosque; inténtalo. Cierra los ojos, siéntate, medita y no
pienses porque es algo vano, ¿cómo te vas a poner a pensar? No sabes.
Sin embargo, el pensar se ha convertido en un hábito y sigues pensando incluso en momentos en los que no vas a sacar nada con
ello. El pensamiento solo puede pensar sobre algo que ya conoce. Estás
perdido en un bosque, no tienes ningún mapa, no hay nadie a
quien preguntarle. ¿Qué es lo que piensas? Pero a pesar de todo piensas.
Ese pensamiento solo será una preocupación no un pensamiento.
Cuanto mas te preocupes menos podrá actuar el guía interior.
Cuando algo proviene del interior, surge de tu ombligo hacia arriba. Puedes sentir su fluir, su calor, desde el ombligo hacia arriba. Cuando tu mente piensa, es algo que ocurre solo en la superficie, en la cabeza.
Despreocúpate, siéntate bajo un árbol y deja que tus pensamientos
se calmen y desaparezcan. Espera, no pienses. No te plantees ningún
problema, simplemente espera. Cuando sientas que ha llegado un
momento de no-pensamiento, entonces levántate y empieza a andar.
Deja que tu cuerpo se dirija donde quiera. Sé simplemente un observador.
No interfieras. Es muy fácil volver a encontrar el camino perdido.
Lo único que hace falta es que no dejes que la mente interfiera.
Esto es algo que ha ocurrido muchas veces sin saberlo. Los grandes
científicos dicen que siempre que se ha producido un gran descubrimiento
no ha sido nunca fruto de la mente sino del guía interior.
Cuando tu mente se agota y ya no puede más, se retira. En ese
momento de retiro el guía interior puede dar indicaciones, claves,
soluciones. El hombre que ganó el premio Nobel por su trabajo sobre
la estructura interna de la célula, la vio en un sueño. Vio la estructura
de la célula humana, el interior de la célula, en un sueño,
y por la mañana no tuvo más que dibujarla. Ni él mismo podía
creer que fuera así, así que investigó durante años. Después de años
de investigación comprobó que lo que había soñado era verdad.
En primer lugar, hay que agotar totalmente el camino del intelecto;
solo entonces puede surgir la solución. Hay que agotar por
completo la cabeza; de lo contrario, sigue funcionando, aunque sea
en sueños.
De modo que ahora los científicos dicen que todos los grandes
descubrimientos son intuitivos, no intelectuales. Esto es lo que se
entiende por guía interior.
Vence a la cabeza y adéntrate en el guía interior. Está ahí. Las
viejas escrituras dicen que el maestro o el gurú -el gurú «exterior»-
puede ser útil para descubrir el gurú interior, esa es la función
del gurú exterior.
No puedes llegar a la verdad a través de un maestro; a través de
este solo puedes llegar al maestro interior, después ese maestro interior
te conducirá a la verdad. El maestro exterior no es más que
un representante, un sustituto. Tiene su guía interior y puede sentir
también tu guía interior. Si yo soy realmente tu guía, mi ayuda
te conducirá a tu guía interior. Una vez que entres en contacto con
tu guía interior, ya no te haré falta. Ya podrás moverte solo.
De modo que lo único que un gurú puede hacer es empujarte
desde la cabeza hasta el ombligo, de tu razonamiento a tu fuerza
intuitiva, de tu mente argumentativa a tu guía de confianza. Esto
no es algo que ocurra únicamente entre
los seres humanos, ocurre lo mismo
con los animales, con los pájaros,
con los árboles, con todo. El guía interior
existe y se han descubierto muchos
fenómenos nuevos que son un
misterio.
Hay algunos casos concretos. Por
ejemplo, el pez hembra muere inmediatamente
después de desovar. Entonces
el macho fertiliza los huevos y
muere. Los huevos se quedan solos,
sin padres. Maduran y nace un nuevo
pez. Este pez no sabe nada de madres
ni padres; no sabe de dónde viene. Sin
embargo, a pesar de que este pez vive en una zona determinada del
mar, volverá hacia el lugar de donde salieron sus padres para desovar.
Volverá a la fuente. Esto es algo que no ha dejado de ocurrir
y, cuando quiera desovar, volverá a la otra zona, desovará y morirá.
De modo que no existe comunicación entre los padres y los hijos;
sin embargo, los hijos saben de alguna manera dónde tienen
que ir, hacia dónde se tienen que dirigir; además nunca se equivocan.
Tampoco los puedes desorientar. Se ha intentado pero es imposible.
Llegarán a la fuente. Hay algún guía interior que los conduce.
Si yo soy realmente
tu guía, mi ayuda te
conducirá a tu guía
interior. Una vez
que entres en
contacto con tu guía
interior, ya no te
haré falta. Ya podrás
moverte solo.
En Rusia estaban experimentando con gatos, con ratas y con
otros pequeños animales. Una gata fue separada de su gatitos que,
a su vez, fueron llevados en medio del mar; ella no podía saber dónde
estaban sus crías. Se le colocaron a la gata distintos dispositivos
para analizar las variaciones en su mente y en su corazón y después,
en el medio del mar, mataron a una de las crías. Inmediatamente,
la madre se dio cuenta. Cambió su flujo sanguíneo. Se puso nerviosa
y ansiosa; en cuanto mataron a la cría se le aceleró el pulso. Un
dispositivo científico determinó que estaba sintiendo una gran
pena. Después de un tiempo todo volvió a la normalidad. Entonces
mataron a otra cría y tuvo lugar de nuevo el cambio. Lo mismo ocurrió
con la tercera cría. Las tres veces ocurrió lo mismo, en el mismo
momento, sin ningún espacio de
tiempo. ¿Qué pasaba?
Los científicos dicen que la madre
tiene un guía interior, un centro interior
de sentimiento que está ligado al
de sus crías, estén donde estén. Es
asombroso; debería ser al contrario:
la madre humana debería sentir esto
mucho más ya que está más comprometida
con sus hijos. Sin embargo,
esto no es así, porque la cabeza ha
dominado todo y los centros interiores están paralizados.
Cuando te encuentres con problemas y no veas la solución, no
pienses; permanece en un estado de no-pensar y deja que tu guía interior
te guíe. Al principio, tendrás miedo, te sentirás inseguro pero
muy pronto, cuando veas que siempre llegas a la solución adecuada,
a la puerta adecuada, reunirás el valor suficiente y confiarás.
La sabiduría proviene del corazón, no del intelecto. La sabiduría
proviene de lo más profundo de tu ser, no de tu cabeza.
Córtate la cabeza, quédate descabezado; y sigue al ser allá donde
este te lleve. Aunque te lleve a una situación de peligro, adéntrate
en el peligro porque ese será tu camino y el de tu crecimiento.
Sigue a tu guía interior, confía en él y muévete con él.
OSHO
INTUICIÓN
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