sábado, 29 de agosto de 2015

"LAS RESPUESTAS ESTÁN EN NUESTRO INTERIOR". LOUISE L. HAY. EL MUNDO TE ESTÁ ESPERANDO



Las respuestas están en nuestro interior.
Es importantísimo tener siempre presente que lo que pensamos y decimos se convierte en experiencias. 


Teniendo esto presente, prestaremos atención a nuestros modos de pensar y hablar, para poder adecuar la vida a nuestros sueños. Es posible que digamos con tristeza: «Ay, ojalá tuviera o pudiera tener...» o «Ay, si yo fuera, o pudiera ser...», pero sin usar las palabras y pensamientos que efectivamente pueden hacer realidad esos deseos; en cambio lo que hacemos es visualizar lo peor. Tenemos todos los pensamientos negativos que se nos ocurren y después nos preguntamos por qué la vida no nos funciona como desearíamos. 
Necesitamos encontrar nuestra Fuente Interior y nuestra Conexión Universal, esa Gran Fuente Central de toda vida.

Necesitamos descubrir y utilizar nuestro Núcleo Interior. Todos tenemos en nuestro interior un tesoro de sabiduría, paz, amor y dicha. Ese tesoro está ahí, a una respiración de distancia. 
Yo creo que en el interior de cada uno hay un pozo infinito de paz, dicha, amor y sabiduría.
Al decir que está a una respiración de distancia, quiero decir que lo único que hemos de hacer para conectar con ese lugar es cerrar los  ojos, hacer una respiración profunda y decirnos: 


«Ahora voy a ese lugar de mi interior donde hay sabiduría infinita; las respuestas que busco están dentro de mí».
Todas las respuestas a todas las preguntas que nos haremos a lo largo de nuestra vida ya están dentro de nosotros. Sólo tenemos que tomarnos el tiempo necesario para conectar con ellas. Ese es el valor y la importancia de la meditación. Nos acalla para que podamos escuchar la voz de nuestra Sabiduría Interior. Nuestra Sabiduría Interior es la mejor conexión directa que tenemos con toda la Vida. No hay ninguna necesidad de echar a correr tras esos dones de la Sabiduría Interior. 
Lo único que necesitamos es crear la ocasión para que venga a nosotros. ¿Y cómo se hace eso? Pues dedicándonos un tiempo a estar sentadas en silencio, para entrar en el interior y encontrar la paz, tan profunda y serena como un lago de montaña. Con la meditación podemos encontrar alegría, y conectar con un pozo infinito de amor. Todo eso ya está en nuestro interior. Nadie puede quitarnos esos tesoros.

Estamos hechas para explorar nuevas profundidades en nuestro interior y tomar nuevas decisiones sobre cómo deseamos vivir nuestras vidas. En cuanto mujeres hemos sido programadas para aceptar opciones limitadas. Muchas mujeres casadas se sienten terriblemente solas porque piensan que han perdido sus oportunidades. Han cedido su poder. Hacen lo que solía hacer yo: mirar a un hombre para que les dé todas las respuestas, en lugar de entrar en su interior. Pero para que haya cambios en nuestra vida lo primero que hay que hacer es tomar nuevas decisiones con la mente. Si cambiamos nuestra forma de pensar, el mundo exterior reaccionará de modo diferente.
Así pues, lo que te pido es que entres en tu interior dispuesta a cambiar tu manera de pensar. Conecta con los tesoros que tienes dentro y utilízalos. Cuando conectamos con nuestros tesoros interiores respondemos a la vida desde la magnificencia de nuestro ser. Conecta con tus tesoros cada día.

Es esencial que nos tomemos el tiempo necesario para escuchar a nuestra Sabiduría Interior. Ninguna persona puede estar totalmente conectada con su abundante conocimiento interior si no medita cada día. Estar sentadas en silencio es una de las cosas más valiosas que podemos hacer. Nadie del exterior puede saber más sobre nuestra vida ni sobre lo que es mejor para nosotras que nosotras mismas en nuestro interior. 
Escucha tu voz; siempre te guiará por la vida de la mejor manera posible para ti.
Creémonos un rico espacio interior. Que nuestros pensamientos sean nuestros mejores amigos. La mayoría de las personas tiene los mismos pensamientos una y otra vez.


No hay que olvidar que tenemos un promedio de sesenta mil pensamientos al día, pero que la mayoría de ellos son los mismos que los del día anterior y que los del día anterior al anterior. Nuestros pensamientos pueden convertirse en surcos de ideas negativas o bien en cimientos para una nueva vida. 


Ten nuevos pensamientos cada día; pensamientos creativos; maneras distintas de hacer las mismas cosas. Nuestra conciencia es como el jardín de nuestra casa; lo primero que hay que hacer es poner buena tierra. Empezaremos por arrancar todas las malas hierbas, quitar las  piedras y sacar todos los restos que se encuentren. Después mezclaremos la tierra con abono y turba, de esta manera lo que se plante crecerá rápido, bien y hermoso. 
Lo mismo ocurre en nuestra mente. Si quieres que las afirmaciones crezcan rápidamente, comienza por eliminar todos los pensamientos y creencias negativos que puedas encontrar. Después planta algunas buenas ideas, algunos pensamientos positivos. Afirma lo que deseas tener en la vida y no habrá nadie que te detenga. Tu jardín de pensamientos crecerá y se desarrollará con abundancia.
LOUISE L. HAY
EL MUNDO TE ESTÁ ESPERANDO

sábado, 22 de agosto de 2015

"LA CIUDAD DE LOS POZOS" 26 CUENTOS PARA PENSAR. JORGE BUCAY.



LA CIUDAD DE LOS POZOS
Esta ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás ciudades del planeta.
Esta ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes ...pero pozos al fin.

Los pozos se diferenciaban entre sì, no solo por el lugar en el que estaban excavados sino también por el brocal (la abertura que los conectaba con el exterior). Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros más pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra.
La comunicación entre los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal y las noticias cundían rápidamente, de punta a punta del poblado.

Un día llegó a la ciudad una "moda" que seguramente había nacido en algún pueblito humano: La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se precie debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no es lo superficial sino el contenido. Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de cosas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más optaron por el arte y fueron llenándose de pinturas , pianos de cola y sofisticadas esculturas posmodernas. Finalmente los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas. Pasó el tiempo.

La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya no pudieron incorporar nada más.
Los pozos no eran todos iguales así que , si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior...
Alguno de ellos fue el primero: en lugar de apretar el contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose.
No pasó mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más espacio en su interior.

Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas ensanchándose desmedidamente. El pensó que si seguían hinchándose de tal manera , pronto se confundirían los bordes y cada uno perdería su identidad...

Quizás a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho.
Pronto se dio cuenta que todo lo que tenia dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía vaciarse de todo contenido...
Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego , cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo. Vacío de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo, mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había deshecho... Un día , sorpresivamente el pozo que crecía hacia adentro tuvo una sorpresa: adentro, muy adentro , y muy en el fondo encontró agua!!!. Nunca antes otro pozo había encontrado agua...

El pozo superó la sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y por último sacando agua hacia fuera.
La ciudad nunca había sido regada más que por la lluvia, que de hecho era bastante escasa, así que la tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua, empezó a despertar.

Las semillas de sus entrañas, brotaron en pasto , en tréboles, en flores, y en troquitos endebles que se volvieron árboles después...
La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo al que empezaron a llamar
"El Vergel". Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro. -Ningún milagro contestaba el Vergel- hay que buscar en el interior, hacia lo profundo... Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desandaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo debían vaciarse.

Siguieron ensanchándose cada vez más para llenarse de más y más cosas... En la otra punta de la ciudad, otro pozo, decidió correr también el riesgo del vacío...
Y también empezó a profundizar... Y también llegó al agua...
Y también salpicó hacia fuera creando un segundo oasis verde en el pueblo... -¿Qué harás cuando se termine el agua?- le preguntaban. -No sé lo que pasará- contestaba- Pero, por ahora, cuánto más agua saco , más agua hay. Pasaron unos cuantos meses antes del gran descubrimiento.
Un día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sì mismos era la misma...Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro. 

Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida. No sólo podían comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente , como todos los demás, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto: 
La comunicación profunda que sólo consiguen entre sí, aquellos que tienen el coraje de


vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser lo que tienen para dar...




26 Cuentos para pensar

Jorge Bucay

sábado, 15 de agosto de 2015

"AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS" EL LIBRO BLANCO. RAMTHA.





AMA Y HAZ LO QUE QUIERAS


"Y cuando el hombre se libere a sí mismo de esta conciencia restrictiva, con sus leyes, planes y normas, encontrará la alegría y la paz de ser que le permitirá amarse a sí mismo y a toda la humanidad, y permitirá que todo exista en la libertad de sus propios y deliberados designios. Entonces amará como Dios ama. Entonces será como Dios es, la plataforma que alimenta y mantiene toda la vida. Que así sea."
Ramtha





Estudiante: Ramtha, ¿cómo encajas tú en el plan de Dios?
Ramtha: ¿El plan de Dios? ¿Qué te hace pensar, entidad, que Dios tiene un plan?
Estudiante: Porque debe haber una buena razón para que las cosas sean como son.
Ramtha: El único plan que el Padre tiene es ser, para que así todas las cosas puedan expresar la vida que el Padre es. Si él tuviera un plan, ello te quitaría la libertad de expresar a Dios dentro de ti, robándote tu originalidad capacidad de evolucionar y extender el principio vital llamado Dios.
El único plan de Dios es que él es. Es cada cosa vibrando al unísono consigo misma, en un tono que está basado primeramente en el pensamiento, y del pensamiento a la masa, vibrando, añadiendo y tomando de la conciencia, extendiendo, expresando otro momento de vida. Todo cuanto existe, se expresa a la par de todo lo demás que existe hacia el próximo momento de eternidad. Si Dios pudiera planear, ello limitaría todas las cosas que están por venir.
¿Cuál es la razón de que esté aquí esta alfombra peluda sobre la cual apoyas tu trasero? Simplemente porque es. Por lo tanto, encaja en el plan de Dios, porque todo lo demás es. ¿Y cuál es la razón por la que este amado maestro está aquí? Porque él es. Y este amado maestro, ¿cómo encaja en el plan de Dios? Simplemente siendo, igual que tú eres. ¿Y cómo encajo yo en el plan de Dios? Yo soy, entidad. Yo soy, tanto como lo es esta alfombra peluda.
¿Cómo encajo yo? Yo te amaré como nunca nadie lo haya hecho, porque tengo la capacidad de hacerlo, ya que me tiene sin cuidado si mi amor o mi expresión encajan con algún plan ilusorio y divino.
¿Cómo puedo yo añadir a la totalidad del Ser de la vida? Ayudándote a entender lo que el Padre verdaderamente es y por qué él te ama sin importarle cómo eres. Y dando quizás un enfoque más claro de cómo encaja la totalidad de la vida, para que puedas entender que la razón por la que todas las cosas son, es simplemente expresarse, no de acuerdo con ningún esquema, o algún motivo ulterior, sino simplemente porque poseen vida.
¿Por qué es esto importante? Cuando entiendes que la vida simplemente es, eso te permite la libertad y el poder de crear tu vida al máximo de tu capacidad. Y puedes estar seguro de que sin importar lo que hagas en el próximo momento, vas a estar vibrando con la totalidad de la vida, y continuarás haciéndolo en el próximo momento, y en el próximo, y en todos los que vendrán después.
No existe un plan para la vida, maestro. Sólo existe el Ser. Estar en un estado de Ser es la expresión más grandiosa que existe. Ser. Lo que importa, entidad, es que tú eres. Eso es todo lo que importa.
Estudiante; Lo que parece que estás diciendo es que no hay una manera en particular de vivir; que tú puedes ser y hacer todo lo que quieras; que todo vale.
Ramtha: Ciertamente. Ese es el amor del Padre por ti.
Estudiante: ¿Cuál es entonces el propósito de la vida?
Ramtha: El propósito de la vida, maestro, es expresar sobre la plataforma de la vida cualquier pensamiento que habite dentro de tu ser. Y cualquiera sea la expresión a la que eso te lleve, siempre tienes la opción de cambiar en cualquier momento que desees.
El propósito de la vida es ser parte de ella, ser su creador, iluminarla. No hay otro destino, sino vivir y permitirte ser cualquier cosa que desees, mientras la vida se despliega dentro de ti, momento a momento. Y sabe que, cumpliendo ese propósito, posees la libertad ilimitada para convertirte, hacer y ser cualquier cosa que desees.
Estudiante: Pero si se puede hacer cualquier cosa, ¿no habrá ciertas cosas que vayan contra la ley de Dios de la que habla la Biblia?
Ramtha: Hermoso maestro, tu amado Padre no ha creado ninguna ley, excepto una. Y esa ley es expresar tu vida de acuerdo con tu voluntad soberana, pues sólo a través del ejercicio de tu voluntad, extiendes la conciencia de toda la vida, que es lo que el Padre es. Si Dios el Padre fuera una entidad que creara leyes, te hubiera negado a ti —a él mismo— la libertad de expresión que permite a la vida evolucionar y perpetuarse a sí misma. Él se habría convertido en una fuente limitada, en un final. Y no hay final en el siempre jamás, maestro.
Lo que tú llamas la ley de Dios, como está escrita en vuestro Libro de los Libros, son muchas leyes, porque cada profeta hizo su añadido a la ley. Y, de hecho, ha sido una afirmación muy poderosa declarar que la ley de Dios dice esto o aquello, o restringe esto, o debes hacer tal cosa. Y debido a lo que tú llamas la ley de Dios, la gente ha aprendido a someterse a Dios y a temerle. Los hijos no deben temer a sus padres, deben ser como sus padres.
La ley de cada uno es que Dios, la Fuente de toda la vida, permite que todas las cosas se expresen a través de su ser como ellas quieran, como su libertad lo desee. Pues sólo a través de la libertad llegarás a conocer al Padre y a ser uno con él una vez más. Y cuando retornes al Padre y él contemple su propio retorno, será verdaderamente un gran día, una gran eternidad, ya que al regresar a casa habrás llegado a ser como él es; y al ser como él es, siempre habrá una vida de amor y alegría ilimitados, y la eternidad del ser.
Dios, el Padre, no posee ley. El hombre es el creador de las leyes, no Dios. El Padre le ha otorgado al hombre la voluntad libre para ser el soberano dador de leyes en su propio reino, para crear desde el pensamiento cualquier creencia, verdad o actitud que corresponda a su reino en la evolución de su entendimiento de toda la vida. El hombre ha usado esa libertad para crear leyes que ha considerado necesarias para poder vivir en sociedad. Desafortunadamente, la mayoría de las leyes han sido creadas despiadadamente con el propósito de intimidar y esclavizar a la gente. Han sido creadas para limitar la libertad, no para exaltarla. El hombre no puede permitirse vivir en un estado sin leyes, porque él, en el terror de su propio ser, cree que deben existir leyes para gobernarlo. Esto es sólo porque él no entiende la infinitud y la divinidad de sí mismo.
Estudiante: Pero, Ramtha, si no hubiera leyes, ¿cómo se podría prevenir que alguien expresara la maldad que hay dentro de sí, que hiciera cosas malas?
Ramtha: Déjame decirte esto, maestro: en la constitución cósmica de todo lo que es, no hay tal cosa como la maldad. Aunque se haya escrito que el hombre es malvado en su alma, no lo es; el hombre es divino dentro de su alma. Pues su alma y todo lo que él es, es Dios. Porque si no fuera Dios, entonces, ¿de dónde vendría?
No hay nada que esté fuera de la jurisdicción del Padre, del ser. Nada. Cualquier pensamiento o acto que alguien haya juzgado como perverso, malvado o equivocado, está vivo en conciencia. Y si existe en conciencia, es ciertamente una parte de la mente de Dios. Y puesto que todas las cosas son parte de Dios, si tú dijeras que cualquier cosa es perversa, estarías diciendo al mismo tiempo que Dios es perverso, y no lo es. Ni tampoco es bueno, pues para definir los perímetros de lo bueno deberías compararlo con el entendimiento que tú llamas el mal.
Dios no es ni bueno ni malo, puesto que Dios no es más algo bueno que algo malo. Ni tampoco es perfección. El Padre simplemente es, el Ser de toda la vida, una expresión del Ahora, que vive simplemente por el gozo de obtener gozo, para así poder conocerse a sí mismo. Y esa esencia vital no tiene la capacidad de alterarse hasta quedar fuera de un estado de Ser al juzgar una parte de sí misma como buena o mala, perversa o divina, perfecta o imperfecta.
¿Sabes lo que pasaría si Dios pudiera mirar hacia abajo y decir: «Esto es perverso»? La totalidad de esa conciencia que está expresando algo que necesita expresar, finalizaría y sería extirpada de la fuerza vital. Y si eso pasara, entonces la vida y su expansión siempre continua cesarían de existir, ya que el libre albedrío, que permite la creación, dejaría de existir. Pero Dios es totalmente ilimitado, una totalidad indivisa del Ser. Por lo tanto, Dios no puede mirarse a sí mismo desde una perspectiva limitada y restrictiva. Si pudiera hacerlo, tú ni siquiera estarías aquí para poder expresar tu opción de juzgarte a ti mismo o a tus hermanos.
No existen ni el bien ni el mal, maestro; sólo el Ser. En el Ser, todas las cosas se miden exclusivamente en función de la culminación, en función la experiencia emocional que el alma necesita para culminar su sabiduría. Cada cosa que hayas hecho —por hermosa o vil que hayas determinado que sea— la has hecho simplemente por el conocimiento. Tu alma y tus pasiones te presionaron a hacerlo para poder aprender. Sólo haciéndolo determinaste y te diste cuenta del valor de esa acción, y así, te beneficiaste de ella. Eso no es ni perverso ni malvado, eso es lo que cuesta convertirse en Dios.
Es el hombre, y no Dios, quien juzga al hombre. Y el hombre en su creatividad, ha inventado el equilibrio entre lo bueno y lo malo para robar a sus hermanos su libertad de expresión. El miedo al castigo por no estar a la par del dogma religioso o las leyes de los gobiernos, ha sido la espada que ha dominado y controlado naciones durante años. Y si alguna vez hubo algo que en tus términos llamarías «perverso», es aquello que le quita a una entidad la libertad de expresar el Dios dentro de sí. Y cada vez que esto se le hace a otra persona, también se le hace a uno mismo, y más profundamente, porque todo juicio o limitación que impongas a otro, se convierte en ley dentro de tu propia conciencia; y mediante esa ley, te juzgarás y limitarás a ti mismo.
El hombre no es perverso en su alma. Y aunque vive creyendo que lo es, en un mayor entendimiento no existe tal cosa como la perversión o la maldad. Sólo existe la plataforma de la vida que le permite al hombre la opción de crear desde su pensamiento cualquier cosa que elija. Esa es la única realidad que existe. En esa realidad, Dios permite que la ilusión de la maldad sea creada a través de supersticiones, creencias dogmáticas, y las tan limitadas y encerradas actitudes de la humanidad. Y a causa de la continua observación, juicio y expectativa de la maldad, ésta existe de hecho en la realidad de aquel que cree en ella, pero sólo en su realidad, puesto que como así lo cree, así es en su reino.
Las únicas leyes que existen son aquellas que has creado para que sean efectivas en tu vida. Si tú eliges creer que hay bondad y maldad, entonces, esa es tu verdad, y no estás equivocado en absoluto. Pero recuerda, esa es tu verdad, no la mía ni la de ningún otro. Y, si verdaderamente es tuya, colectivamente te pertenece porque se ha formado en tu opinión. Y mientras tengas esa opinión, será ciertamente real. Cuando dejes de creerla, entonces dejará de ser realidad. Es así de simple.
Ahora, maestro, dime lo que tú crees que es la maldad. ¿Cuál es tu entendimiento de «lo malo»?
Estudiante: Bueno, yo diría que es lo opuesto a lo bueno. Pero principalmente pienso que la maldad es hacer daño a otra persona.
Ramtha: ¿De verdad? ¿Por qué es eso malvado?
Estudiante: Bueno, por ejemplo, si alguien hiciera daño a mi hija, eso sería malo porque quizás ella podría morir.
Ramtha: Así es como tú juzgas la maldad. Pero ¿qué hay de malo en morir?
Estudiante: Entonces, ¿tú ni siquiera piensas que matar a alguien sea algo perverso?
Ramtha: Así es. Porque yo no me he limitado a mí mismo creyendo en el final de ninguna cosa, porque nunca se destruye nada. Nunca. Si una entidad muere, ¿cuál es la pérdida en la muerte?
El Padre, en su Ser y en su eternidad de vida continua, no ha creado ninguna cosa por encima de sí mismo capaz de perturbar la garantía de la existencia. Lo que el Padre ha creado, maestro, nada lo puede abatir y vivirá eternamente. Por eso tu hija no sería destruida, porque no hay nada que pueda destruir la vida de Dios.
Estudiante: Entonces, tú estás diciendo que ni siquiera el asesinato es algo perverso o equivocado.
Ramtha: Exactamente. Yo te digo, maestro: la vida es siempre continua; seguirá y seguirá y seguirá.
Y cada momento que nos expresamos sobre la plataforma de la vida, tenemos ilimitadas oportunidades de satisfacer nuestra felicidad en cada instante de vida. Pero sea como sea que uno elija satisfacer sus momentos, esto será siempre de acuerdo con su propia voluntad y su deseo, y con lo que él perciba como bueno para su ser. Y si en cierto momento una entidad elige matar a otra, en el próximo momento se sentirá terriblemente culpable, se juzgará a sí misma, y vivirá con el miedo de que de alguna manera aquel acto vuelva hacia él. Así, sus momentos futuros no son seguros a menos que se perdone a sí mismo por ese acto.
Muchos se horrorizarán, juzgarán y maldecirán al asesino. Pero yo ame a la entidad que ha matado a la otra. ¿Cómo podría no hacerlo? ¿Acaso está él fuera de la providencia, la vida y la maravilla que Dios es? No maestro, no lo está.
La víctima volverá una y otra vez, pues la vida es perpetua, es continua.
Es lo único que es perpetuo, y a la vez es todas las cosas. Si yo aborrezco el acto e impongo mi juicio sobre el asesino, lo estoy imponiendo sobre mí mismo. El asesino acaba de crear su propio juicio, ya que estará en manos de cualquier actitud que tenga con respecto al acto, la cual tendrá que afrontar en su propio reino de pensamiento y emoción en los momentos que seguirán.
Yo no aborrezco el acto, lo he razonado. Lo he entendido. Estoy por encima de él. Si yo juzgara al asesino por este acto, te aseguro que eso no me enaltecería, y mi vida se vería entonces afectada por ese juicio. Pues el Yo Soy que yo soy habría tomado una parte de sí mismo y se habría separado de mi ser. Entonces yo dejaría de ser la totalidad. ¿Ves?
Cuando veas tales acontecimientos, ten en cuenta que son culminaciones. En cada momento tenemos la opción de llegar a una culminación en nosotros mismos, conducidos por un impulso o una iluminación. Esa es nuestra elección. He ahí la única república que posee el hombre, la república de las profundidades de sí mismo. Vuestros gobiernos tratarán de gobernar a las masas de acuerdo con las leyes, las normas y las reglas. Pero nunca podrán gobernar la voluntad de una entidad que trabaja en el silencio de sus propios procesos de pensamiento; sólo la entidad lo puede hacer. Y cada instante que viva, equilibrará el momento de acuerdo con su propio ser emocional.
Yo os digo que en esta audiencia no hay mayor maestro que vosotros mismos, y que cada uno es totalmente responsable de las decisiones que ha tomado en su propia vida. Porque, ¿no somos nosotros quienes hacemos todas las cosas en el pensamiento? ¿Y no es la manifestación de todo eso lo que nos enseñará a refinar más nuestros pensamientos?
Tú puedes tomar a un hombre y encerrarlo en la prisión más pequeña, oscura y asquerosa que exista, pero nunca podrás encarcelar su mente y su Pensamiento. Un hombre, incluso con el cuerpo reprimido, aún es activo en su pensamiento; y él, por medio del pensamiento contemplativo, razonará consigo mismo, se enseñará y se juzgará a sí mismo.
Yo no reconozco el bien y el mal, sólo la vida. Si ella empuja a una entidad a matar a otra, o a hacerlo en lo más profundo de su alma por el mero hecho de pensar en ello —una cosa no es mejor que la otra, pues lo que tú hagas en tus pensamientos lo estás haciendo en la realidad, y no hay ninguna entidad que no haya acuchillado a otra en sus pensamientos— esa entidad, cualquier caso, necesita expresar eso para su entendimiento intencional. Y deseo que entiendas que aquel que participa con el asesino en su expresión, no es la víctima del asesino, porque él ha contemplado la posibilidad de ser quemado, despedazado o dañado. Y como él lo ha contemplado y ha sentido miedo, lo ha atraído justo hasta su puerta. Por lo tanto, el que necesita dañar y el que necesita ser dañado —porque necesita ese entendimiento— se atraen mutuamente para adquirir la experiencia.
En el entendimiento llamado Dios, nada es perverso. Cada cosa es una experiencia que proporciona sabiduría. Esa es mi respuesta para ti. Y cuando el hombre deje de ser condenado por sus hermanos y se dé cuenta de que no es malvado en su ser, sino que es Dios en su ser, y entienda que es totalmente amado y apoyado por la fuerza vital llamada Dios, nunca más necesitará expresar la guerra, el asesinato o la violación, u otros actos semejantes para entender su mérito y su valor. Y cuando el hombre se libere a sí mismo de esta conciencia restrictiva, con sus leyes, planes y normas, encontrará la alegría y la paz de ser que le permitirá amarse a sí mismo y a toda la humanidad, y permitirá que todo exista en la libertad de sus propios y deliberados designios. Entonces amará como Dios ama. Entonces será como Dios es: la plataforma que alimenta y mantiene toda la vida. Que así sea.
* * *
Estudiante: Hay dos personas que han llegado a mi vida recientemente, y me gustaría saber cuál es el propósito de que estén ahí, y si hemos estado juntos anteriormente en otras vidas.
Ramtha: La razón por la que ellos están en tu vida, entidad, es porque tú quieres que estén ahí, y ellos quieren estar ahí. ¿Qué mayor propósito puede haber?
Estudiante: Pero yo no estoy seguro de si quiero que estén en mi vida. Yo pensaba que quizás están ahí por causa de algún vínculo kármico, y que hay algo que debemos aprender sobre nosotros mismos.
Ramtha: Sabes, maestro, si una relación es de alguna manera carente, romanticismo de quizás haber estado juntos anteriormente en vidas pasadas a menudo la hace más interesante de lo que en realidad es. Pero un vínculo kármico, como se lo llama, es sólo la explicación religiosa de una palabra llamada «necesidad». Tú necesitarás, disfrutarás y querrás estar con mucha gente a lo largo de tus vidas, que son continuas. Pero se convertiría en algo mundano, muy pesado y aburrido, si los mismos amigos estuvieran ahí,
vida tras vida tras vida. Si ellos están ahí ahora, maestro, quizás la única lección que se puede asociar con ello es que os habéis vuelto a encontrar sólo para daros cuenta de que debéis separaros otra vez.
Estudiante: Muy bien, creo que he entendido lo que estás diciendo, pero tengo otra pregunta acerca del karma. Me han enseñado que la razón por la que ciertas cosas suceden a la gente —tales como asesinatos, robos o accidentes— es porque son culminaciones kármicas para nivelar algo que hicieron en una vida pasada. Me gustaría saber qué tienes tú que decir sobre las leyes del karma.
Ramtha: Para que tú lo sepas y todos lo entendáis: lo que vosotros llamáis «karma» no es la ley de Dios; es la ley de aquellos que creen en ello. Desafortunadamente, hay multitudes que creen en esta doctrina, y están luchando arduamente para alcanzar un entendimiento ilusorio llamado perfección. Y ellos creen que, sea lo que sea que hayan hecho en la vida, deberán volver y pagar por ello en la próxima. Todo cuanto les ocurre lo atribuyen continuamente a la culminación kármica. Pero esa es una explicación muy pobre de la vida, maestro, ella se merece mucho más que eso.
Las leyes del karma son, de hecho, una realidad, pero sólo para quienes creen en ellas. Las únicas leyes que existen son aquellas que tú permites que sean efectivas en tu reino. El auténtico dador de las leyes es cada entidad soberana, pues cada persona posee un ego que acepta la verdad; y todo aquello que él llame verdad, cualquier cosa que cree como ley dentro de su ser, así será. Por eso, mediante las creencias y el entendimiento alterado, muchas personas han determinado para sí mismas las leyes del equilibrio y la perfección.
Si tú eliges creer en el karma, ciertamente estarás en manos de tu propia creación por haberle dado poder a esa creencia. Y por supuesto, será efectiva en tu vida. Entonces, ciertamente volverás una y otra vez para anular o glorificar lo que hiciste en una vida anterior sobre este plano.
Yo no reconozco el karma o la perfección, ya que las veo como limitaciones, no como gratificaciones. Aquellos que están luchando por la perfección a través de las restricciones del karma, nunca alcanzarán aquello por lo que luchan. Pues mientras están culminando un karma, estarán creando otro, no importa cuántas vidas vivan, ellos nunca alcanzarán un estado de Ser, un estado de Dios, ya que estarán continuamente inmersos en el estado de deber y no en el de recibir. Y no existe tal cosa como la perfección; sólo existe el Ser. En el Ser de la vida todas las cosas cambian y evolucionan cada momento, por eso, nunca podrá establecerse un estado de perfección.
Yo sólo reconozco el Ser, el cual carece totalmente de las leyes e ideales que impiden la transformación del Yo, Dios. En el entendimiento del Ser, no hay nada que debas hacer en la vida, excepto lo que tú quieras hacer. Si quieres aceptar las enseñanzas del karma, entonces, esa es tu elección y tu creación para tu propia experiencia. Pero date cuenta, maestro, de que tú has creado para ti mismo las ilusiones del poder limitado y el castigo. Ese es tu destino por haber aceptado lo que llamas karma, ser prisionero de tu propio pensamiento limitado.
Tú eres un alma y un espíritu libre, maestro. Eres libre de crear y experimentar al momento cualquier verdad, cualquier realidad, cualquier ilusión que elijas; y en cualquier momento que lo desees puedes recrear ese sueño, porque tienes el poder ilimitado de hacerlo.
El karma no existe, el deseo sí. Y el deseo es muy voluble, puede hacer y ser cualquier cosa en cualquier momento que lo desee, y puede cambiar de opinión a mitad del proceso.
Cosas como el asesinato, los accidentes y los robos no son castigos, maestro; no son «liquidaciones» por algo que hiciste anteriormente. Tú los has creado como resultado de pensamientos y experiencias que has contemplado. Tampoco son circunstancias eternas. Así, en un mayor entendimiento, no son cosas terribles; retrospectivamente, son grandes maestros.
Tú podrías ver la matanza de diez mil inocentes y decir: «¡Oh, qué desgracia! ¿Por qué no lloran los ángeles por esta atrocidad? ¿Por qué cantan a la gloria de Dios?» Porque no se han limitado creyendo que la vida acaba. Saben que aquellos que son sacrificados inmediatamente alcanzan el «cielo», como lo llamáis vosotros, para un mayor aprendizaje y más experiencias, lo que yo llamo aventuras. Y aunque tú entierres diez mil cuerpos y llores por ellos, Dios nunca llora. Por eso siempre amanece cada mañana.
¿Quién supones que crea tu destino? Muchos creen que es algún soberano que manipula a todos y por cuya causa ocurren todas las cosas, ya que eso quita de sus espaldas la responsabilidad de sus propias vidas. Pero eres tú quien controla tu propio destino. Tú eres el creador de cada momento de vida gracias a lo que piensas y sientes en este momento. La única cosa que debes aprender es que este momento, este ahora, es verdaderamente continuo y perpetuo. Y en la continuidad del Ahora, cada momento es nuevo, completamente nuevo, maestro. No es el cautivo del ayer; es el Ahora que tú creaste para que tu sueño del mañana se convirtiera en realidad. Por eso, eres libre de hacer cualquier cosa que desees en este momento. Ese es el amor del Padre por ti: la libertad y el poder que te ha dado para crear cada momento de nuevo.
Nadie está gobernado por el pasado. Nunca tienes que pagar por lo que hiciste hace un momento o hace un milenio. En el momento mismo que lo hiciste, ganaste conocimiento y te diste cuenta del bien y de la utilidad de haberlo hecho.
El pasado es simplemente un momento del ahora que fue experimentado y ya no existe. El único peso que tiene sobre el presente es que tú ya aprendiste todo lo que podías aprender de él. Así, te ha provisto de la sabiduría para crear este momento con el máximo de tu capacidad, de acuerdo con tus propios e íntimos procesos de pensamiento y tus planes determinados.
El pasado está acabado, maestro; ya no existe. El pasado vive dentro de ti en este ahora sólo como sabiduría. Eso es lo que él ha ganado para ti. Por eso, en este momento, eres lo más grande que hayas sido nunca en todas tus vidas. Porque en este ahora has progresado más hacia el conocimiento que en el ahora de ayer. En este momento eres la acumulación total de todo tu conocimiento, el conocimiento adquirido a través de la experiencia y la experiencia obtenida a través de la virtud llamada vida. Y cada momento que te expresas estás creando otra vez una nueva aventura hacia la emoción y las perlas de la experiencia llamadas sabiduría.
Sólo existe el Ser de este Ahora, maestro. Lo único que importa es el ahora. Tú eres producto del ahora. Tu vida es vivida en el ahora. Tu futuro se crea en el ahora. Vivir verdaderamente como el Ser en este ahora es vivir sin leyes ni reglas ni regulaciones que impiden la expresión y la expansión del Yo. Cuando tú vives como el Ser, la única cosa que realmente importa es el ahora. No el pasado ni el futuro, sino el ahora, porque es ahí precisamente donde vive Dios.
Cuando te des cuenta de que el ahora es todo lo que siempre ha existido, inevitablemente elegirás vivir tu vida de tal manera que en cada momento vivirás la aventura que los sentimientos de tu alma te urjan a realizar, y experimentarás todo aquello que nunca hayas experimentado para extenderte hacia una sabiduría incluso mayor.
No has vuelto a este plano para enmendar ciertas cosas, las que ni siquiera puedes recordar, o para hacer otras que se supone debes hacer y que nadie podría decirte nunca cuáles son. Y encima te dicen que te esfuerces por conseguir la perfección. ¿Cómo puedes conseguir algo si estás en continua confusión?
Has vuelto aquí totalmente por tu elección y a través del cuerpo que elegiste. A partir del óvulo de tu madre y del esperma de tu padre creaste tu cuerpo con el propósito de expresarte en este plano de ilusión creativa. No has vuelto para saldar algo que hiciste anteriormente, sino más bien porque querías evolucionar a través de la masa y completarte en las emociones que se ganan al experimentar este plano.
Estás aquí para aprender que donde quiera que estés, estás ahí por la única razón de que quieres estar ahí; es tu voluntad estar ahí. Estás aquí para conciliar la sabiduría y aplicarla dentro de la plataforma de la vida. Estás aquí en esta vida —y en cuantas más otras vidas desees estar aquí— para representar esta ilusión y experimentar todo lo que tu alma necesite para poder realizarse en la sabiduría. Y cuando hayas obtenido el rico vapor de la emoción de tus experiencias sobre este plano, ya nunca más necesitarás o desearás volver aquí. Y sólo tú determinas cuándo has acabado aquí, nadie más. Estás aquí, maestro, para convertirte en Dios. Y para eso, debes quitar de tu ser toda ley, toda creencia dogmática, toda práctica ritualista, y ser ilimitado en tus procesos de pensamiento. Si deseas libertad de expresión ilimitada, un cuerpo que nunca muera, y la paz y la alegría de ser, sabe que la vida que estás viviendo es completamente ilimitada. Cuando sepas eso, en eso te convertirás; porque cualquier cosa que desees y cualquier cosa que conozcas como verdad en tu ser, así será. Esta es la única ley que necesitas aceptar dentro de tu reino.
Sabe que nunca tendrás que pagar por lo que hayas pensado o hecho en esta vida o en otra, siempre y cuando te perdones por ello. El perdón de uno mismo es el acto divino que remueve de tu alma la culpabilidad y el juicio del Yo que limitan la expresión del Dios que eres. Sabe que cuando te haya perdonado a ti mismo, esta vida y las que van a venir serán simplemente para experimentar ser una parte del Ahora que es el futuro de todo lo que es. Sabe que eres eterno, que nunca has fracasado, y que el único error q has cometido es creer que has errado.
Ámate a ti mismo, maestro. Y escucha lo que te dice el Yo, lo que necesita sentir, y entonces entrégate a ello de corazón hasta que te aburras.
El aburrimiento es una señal de tu alma de que has aprendido todo lo que había que aprender de una experiencia y de que es hora de pasar a otra aventura. Cuando escuchas solamente a los sentimientos que hay dentro de ti, entonces eres libre de convertirte al momento en cualquier cosa que desees convertirte. Y sabe que nunca debes someterte a ninguna ley, ninguna enseñanza o ninguna entidad. El Ahora y los sentimientos que obtengas de él, es todo lo que realmente importa.
No tengas leyes, maestro. Lo cual no equivale a ser
imprudente. Sólo quiere decir que el verdugo va a quitar la soga de tu cuello y te va a dejar respirar. Cuando te apartas de las leyes del dogma y las creencias limitadas, entonces te estás permitiendo ser la libertad y lo ilimitado que Dios es. Entonces puedes ser simplemente el poder que eres de crear y regenerarte a ti mismo y a la vida. Entonces la razón por la cual estás aquí no es la de compensar a alguien por cualquier cosa que le hayas hecho, sino más bien porque quieres vivir. Y esa aventura se despliega momento a momento. Vive y sé feliz. Eso es lo único que el Padre te pide que hagas.
Ramtha
El Libro Blanco

sábado, 8 de agosto de 2015

El Camino de la Autodependencia. "CAPÍTULO 4. CONDICIÓN" JORGE BUCAY.




El Camino de la Autodependencia
CAPÍTULO 4. CONDICIÓN
Saludo al Buda que hay en ti. Puede que no seas consciente de ello, puede que ni siquiera lo hayas soñado —que eres perfecto—, que nadie puede ser otra cosa, que el estado de Buda es el centro exacto de tu ser, que no es algo que tiene que suceder en el futuro, que ya ha sucedido. Es la fuente de la que tú procedes; es la fuente y también la meta. Procedemos de la luz y vamos hacia ella.
Pero estás profundamente dormido, no sabes
quién eres.
No es que tengas que convertirte en alguien, única-mente tienes que reconocerlo, tienes que volver a tu propia fuente, tienes que mirar dentro de ti mismo.
Una confrontación contigo mismo te revelará tu estado de Buda.
El día que uno llega a verse a sí mismo, toda la existencia se ilumina.
Permite que tu corazón sepa que eres perfecto. Ya sé que puede parecer presuntuoso, puede parecer muy hipotético, no puedes confiar en ello totalmente. Es natural. Lo comprendo. Pero permite que se deposite en ti como una semilla. En torno a ese hecho comenzarán a suceder muchas cosas, y sólo en torno a este hecho podrás comprender estas ideas. Son ideas inmensamente poderosas, muy pequeñas, muy condensadas, como semillas. Pero en este terreno, con esta visión en la mente: que eres perfecto, que eres un
Buda floreciendo, que eres potencialmente capaz de convertirte en uno, que nada falta, que todo está listo, que sólo hay que poner las cosas en el orden correcto; que es necesario ser un poco más consciente, que lo único que se necesita es un poco más de conciencia...
El tesoro está ahí, tienes que traer una pequeña
lámpara contigo.
Una vez que la oscuridad desaparezca, dejarás de ser un mendigo, serás un Buda.
Serás un soberano, un emperador. Todo este reino es para ti y lo es por pedirlo, sólo tienes que reclamarlo.
Pero no puedes reclamarlo si crees que eres un mendigo.
No puedes reclamarlo, no puedes ni siquiera soñar
con reclamarlo, si crees que eres un mendigo. Esa idea de que eres un mendigo, de que eres ignorante, de que eres un pecador, ha sido predi-cada desde tantos púlpitos a través de los tiempos, que se ha convertido en una profunda hipnosis en ti. Esta hipnosis debe ser desbaratada.
Para romperla, comienzo con este saludo:
Saludo al Buda que hay en ti,
OSHO
El primer hito del camino de la autodependencia es el propio amor, como lo llamaba Rousseau, el amor por uno mismo. Esto es, mi capacidad de quererme, lo que a mí me gusta llamar más brutalmente el saludable egoísmo y que abarca por extensión la autoestima, la autovaloración y la conciencia del orgullo de ser quien soy.
Desde la publicación de mi libro De la autoestima al egoísmo, la gente siempre me pregunta:
Pero, ¿por qué lo llamás egoísmo... que a mí no me deja aceptarlo bien?”
Lo llamo así para no caer en la tentación de evitar esta palabra sólo porque tiene “mala prensa”. A veces digo:
Bueno, ¿cómo quieren que lo llamemos? Llamémoslo como quieran. ¿Quieren llamarlo silla? Llámenlo silla. Pero sepan internamente que estamos hablando de egoísmo”.
Lo que pasa es que hay que dejar de temerle a esa palabra.
No confundirla con actitudes miserables o crueles, codiciosas o avaras, mezquinas, ruines o canallescas.
Son otra cosa.
No hace falta ser un mal tipo para ser egoísta.


No hace falta ser una mina jodida para ser egoísta.
Se puede ser egoísta y tener muchas ganas de compartir.
Siempre digo lo mismo.
Me da tanto placer complacer a las personas que quiero, que siendo tan egoísta... no me quiero privar...
Yo no me quiero privar de complacer a los que quiero.
Pero no lo hago por ellos, lo hago por mí. Ésta es la diferencia.
La diferencia está en que desde esta posición jamás se puede pensar en función de lo que hago por el otro.
Si yo hiciera cosas por vos, no podría seguir siendo autodependiente. No dependería de mí, sino de lo que vos necesitás de mí.
Y entonces... quizás... poco a poco me vaya volviendo dependiente.
Y si me encuentro siendo dependiente, bueno sería que revise esto.
Si soy dependiente, entonces hay permisos que no me puedo conceder.
Y si hago esto debe ser porque no me creo valioso o no me quiero lo suficiente.
Jamás hago cosas por los demás.
Uno piensa que este discurso suena muy egoísta. Y yo creo que es cierto que suena egoísta... porque es un discurso egoísta.
Lo que pasa es que éste no es el egoísmo
mezquino y codicioso que estamos acostumbrados a pensar... Es el egoísmo de aquellos que se quieren suficientemente como para saber que son valiosos... y que tienen cosas para dar.
A veces, cuando yo digo esto, hay gente que cree que hablo en contra de la idea de solidaridad, en contra de la ayuda solidaria.
¡Porque vos hablás de autodependencia, hablás de saberse a uno mismo, hablás de la libertad... y entonces cada uno puede hacer lo que quiera y si cada uno hace lo que se le da la gana... entonces va a terminar... matando al vecino...!”
Y yo digo: la presunción de dónde termina el planteo de las libertades individuales depende del lugar ideológicamente filosófico del cual uno parta. Hay dos posturas filosóficas que son bien opuestas. Una, que cree que el ser humano es malo, cruel, dañino, perverso, y que lo único que espera es una oportunidad para poder complicar al prójimo y sacarle lo que tiene. Y otra que dice que el ser huma-no es bueno, noble, solidario, amoroso y creativo, y que, por ende, si lo dejamos en libertad de ser quien es descubrirá lo que hay que descubrir, y finalmente se volverá el más generoso y leal de los animales de la creación.
Porque en libertad puede elegir ser solidario
aunque sepa que, en realidad, no lo hace por el otro sino por él mismo.
Y éste es el egoísmo bien entendido, como yo lo diseño.
Quiero definir el egoísmo como esta poco simpática postura de preferirme a mí mismo antes que a ninguna otra persona.
La idea de que si yo soy egoísta no voy a pensar en nadie más que en mí es la idea de creer que tengo un espacio limitado para querer, una capacidad limitada para amar a alguien, y que entonces, si lo lleno de mí, no me queda espacio para los demás. Esta idea no sólo es absurda, sino que además es absolutamente engañosa. No hay una limitación en mi capacidad de amar, no tengo límites para el amor, y por lo tanto tengo capacidad para quererme muchísimo a mí y muchísimo a los demás. Y de hecho, desde el punto de vista psicológico, es imposible que yo pueda querer a alguien sin quererme a mí.
El que dice que quiere mucho a los demás y poco
a sí mismo miente en alguno de los dos casos. O no es cierto que quiere mucho a los demás, o no es cierto que se quiere poco a sí mismo.
El amor por los otros se genera y se nutre, empieza por el amor hacia uno mismo. Y tiene que ver con la posibilidad de verme en el otro.
Aquella idea tan ligada a las dos religiones madre de nuestra cultura, la judía y la cristiana, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, es un punto de mira, un
objetivo de máxima.
No es amarás “más” que a ti mismo.
Es amarás “como” a ti mismo.
Esto es lo máximo que uno puede pretender.
Hay un cuento que trata de una muchacha llamada Ernestina.
Ernestina vivía en una granja en el campo.
Un día, su padre le pide que lleve un barril lleno de maíz hasta el granero de una vecina. Ernestina agarra un barril de madera, lo llena de granos hasta el borde, le clava la tapa y se lo ata colgando de los hombros como si fuese una mochila. Una vez afirmadas las correas, Ernestina parte hacia la granja vecina.
En el camino se cruza con varios granjeros.
Algunos notan que hay un agujero en su barril y que una hilera de granos cae del tonel sin que Ernestina lo note. Un amigo de su padre comienza a hacerle señas para explicarle el problema, pero ella entiende que es un saludo, así que le sonríe y agita su mano en señal de amistad. De inmediato, los otros granjeros le gritan a coro:
¡Estás perdiendo el maíz!
Ernestina se da vuelta para ver el camino, pero como los pájaros han estado levantando cada grano perdido casi antes de que tocara el piso, al no ver nada, la niña cree que los vecinos bromean y sigue su camino.
Más adelante, otra vez un granjero le dice:
¡Ernestina, Ernestina! ¡Estás perdiendo el maíz, los pájaros se lo están comiendo!...
Ernestina se da vuelta y ve los pájaros que revolotean sobre el camino, pero ni un grano de maíz.
Entonces continúa su trayecto con el maíz perdiéndose por el agujero del barril.
Cuando Ernestina llega a su destino y abre el barril, ve que aún está lleno de granos de maíz hasta el mismo borde.
Uno puede pensar que es sólo una parábola para estimular a los mezquinos a dar, para conjurar su temor al vacío, y que el cuento es sólo una alegoría. Y sin embargo, respecto del amor, nunca me vacío cuando amo.
Es mentira que por dar demasiado me pueda quedar sin nada.
Es mentira que tenga que tener sobrantes de amor para poder amar.
Ernestina es cada uno de nosotros.
Y este maíz es lo que cada uno de nosotros puede amar.
La inagotable provisión de amor.
Esto es:
No nos vamos a quedar sin maíz para los pájaros si queremos llegar con maíz al granero.
Ni nos vamos a quedar sin maíz para nosotros si les damos a los pájaros.
No nos vamos a quedar sin posibilidad de amar a los otros si nos amamos a nosotros mismos.
En verdad, nosotros tenemos para dar
inagotablemente, y nuestro barril está siempre lleno, porque así funciona nuestro corazón, así funciona nuestro espíritu, así funciona la esencia de cada uno de nosotros.
Sea como fuere, saberme, liberarme y quererme, ¿no me deja al margen de la solidaridad?
Para mí, hay por lo menos dos tipos de solidaridad.
Hay una solidaridad que yo llamo de ida y otra que llamo de vuelta. Porque estoy seguro de que hay dos maneras de querer ayudar al prójimo. En la solidaridad de ida, lo que sucede es que veo al otro que no tiene, veo al otro que sufre, veo al otro que se lamenta, y entonces me pasa algo. Por ejemplo, me pasa que me doy cuenta que yo podría estar en su lugar y me identifico con él, y siento el miedo de que me pase lo que a él le está pasando. Entonces lo ayudo. Me vuelvo solidario porque me da miedo que me pase a mí lo que le pasa a él.
Esta ayuda está generada por el miedo que proviene de la identificación y actúa como una protección mágica que me corresponde por haber sido solidario. Es la solidaridad del conjuro. Una ayuda “desinteresada” que, en realidad, hago por mí. No por el otro.
Pariente cercana de esta solidaridad es la solidaridad culposa, aquella que se genera de la nefasta matriz de algunas ideas caritativas... Cuando veo al que sufre y padece, un horrible pensamiento se cruza por mi cabeza sin que pueda evitarlo: “Qué suerte que sos vos y no yo”.
Y decido ayudar porque no soporto la autoacusación que deviene de este pensamiento. Otra razón de ida es que yo crea en una suerte de ley de compensaciones. Se anda diciendo por ahí que, si te doy, en realidad me vuelve EL DOBLE...
Hay gente que sostiene con desparpajo que da

porque así va a recibir. Es la solidaridad de inversión. Esto no quiere decir que no suceda, pero en todo caso es una razón de ida.
Existe también una solidaridad obediente, que parte de lo que mi mamá me enseñó: que tenía que compartir, que no tenía que ser egoísta y tenía que dar... Estoy satisfaciendo a mi mamá, o al cura de mi parroquia, o a la persona que me educó. Estoy haciéndole caso, no sé si me lo creo, pero así me enseñaron y así repito. Nunca me puse a pensar si esto es lo que quiero hacer. Sólo sé que hay que hacerlo, y entonces lo hago. Esta es la solidaridad más ideológica, más ética y más moralista, pero de todas maneras es de ida.
Por último, existe una solidaridad que yo llamo la solidaridad de “hoy por ti mañana por mí”; la que piensa en la protección del futuro. Desde el imaginario futuro negro aseguro que si me toca, algún otro será soli-dario conmigo, cuando yo esté en el lugar del que padece.
Cualquiera sea el caso, de conjuro, culposa, de inversión, de obediencia o de “hoy por ti, mañana por mí”, toda esta solidaridad es de ida y, por supuesto, no tiene nada de altruista.
Pero hay un momento, un momento en el cual yo descubro el cuento de Ernestina.
¿Y qué descubro en el cuento de Ernestina?
Descubro que no hay peligro de quedarme en ese lugar, porque si doy no me quedo vacío, que yo no soy como aquellos que reciben lo que doy y que nunca lo seré, que no me siento culpable de tener lo que tengo y que no necesito más de lo que tengo, y por último, que lo que los otros dicen que debería hacer me tiene sin cuidado.
Y ahora yo sé que puedo elegir dar o no dar. Entonces, conquisto el espacio donde todo esto no es más... importante.
Conquisto lo que yo llamo la autodependencia.
Y ahí descubro que mi valor no depende de la mirada del afuera.
Y me encuentro con los otros, no para mendigarles su aprobación, sino para recorrer juntos algún trecho del camino.
Y descubro el amor y, con él, el placer de compartir.
Acá es donde aparece la segunda posibilidad de
ser solidario.
Acá me encuentro con alguien que sufre y descubro el placer de dar.
Y doy por el placer que me da a mí dar.
Esa es la solidaridad del camino de vuelta.
Un Rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.
El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.
Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.
La Rosa lloraba por no ser fuerte y sólida como el Roble.
Entonces encontró una planta, una Fresia, floreciendo y más fresca que nunca.
El rey preguntó:
¿Cómo es que creces tan saludable en medio de este jardín mustio y umbrío?
La flor contestó:
No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que
cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda.
Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia.
Simplemente mirate a vos mismo.
No hay posibilidad de que seas otra persona.
Podés disfrutarlo y florecer regado con tu amor por vos, o podés marchitarte en tu propia condena.
Jorge Bucay
El Camino de la Autodependencia