Bendigo la divina Presencia de Dios dentro de mi corazón y la divina Presencia de Dios en todos los seres de la Tierra.
Bendigo la fuente divina de la cual broté como brotan las flores en la primavera.
Bendigo el Amor Incondicional y Divino que me soñó y fui.
Bendigo el propósito divino que me instaló en esta realidad aunque ahora apenas me acuerde de ese contrato divino pero aquí estoy haciendo lo mejor que sé.
Bendigo mi ser.
Bendigo mi esencia divina.
Bendigo la divina Presencia que me asiste y me acompaña desde siempre.
Bendigo mi vehículo físico sin el cual me hubiera sido imposible tener la experiencia de la vida física.
Bendigo mis otros cuerpos tan necesarios para mantener un equilibrio mental, emocional y espiritual, los bendigo a todos.
Bendigo la fuerza vital que me anima y me da vida cada día.
Bendigo el soplo divino que me asiste y me impulsa por estos mundos mentales en un eterno viaje siempre en busca de mi misma, en busca de mi Dios interno.
Bendigo la luz del Ser que alumbra a todas y cada unas de las chispas divinas que andamos danzando por los mundos de la creación.
Bendigo este eterno viajar mirando más veces hacía fuera que hacía dentro donde se encuentra la verdadera luz interna.
Bendigo este siempre deslumbrarse o extasiarse con lo que que realmente somos y sin embargo este asustarse, retraerse y no abrasarse en la llama del Amor infinito que nos consume a todos.
Bendigo el camino de regreso a la fuente primigenia, a nuestro verdadero hogar, a nuestro amado corazón, las lecciones terrenales son cada vez más fuertes y potentes, hemos de volver a recordar lo que somos para poner de manifiesto ese aprendizaje de amor, primero para con nosotros mismos y luego donde quiera que la divina Presencia que anida en nosotros nos requiera para que lo pongamos en acción.
Bendigo la conciencia del Ser para el que realmente desea volver a poner de manifiesto el amor que siempre ha estado en su corazón. Nunca nos hemos ido, siempre estuvimos en casa, solo soñábamos que viajábamos, solo debemos despertarnos y abrir los ojos para darnos cuenta de donde estamos y lo que somos.
Bendigo aún más y con más amor compasivo el Ser de esa otra parte nuestra que no queremos mirar, ni reconocer porque no nos está gustando lo que vemos, los bendigo porque dentro de este juego se están esforzando por demostrarnos todo aquello que nunca, nunca debimos olvidar del amor que somos, y del amor de los unos para con los otros. Los bendigo porque si no queremos aprender ahora con su ejemplo de egoísmo y falta de luz, es que no hemos aprendido nada positivo de lo que estamos pasando. Dios los bendiga y los asista para que algunos de ellos alcancen la luz del Ser que los habita. Que así sea.
Amo, Acepto, Reconozco y Honro la divina Presencia de Dios dentro de mi corazón y desde ahí soy una con El en Amor, Compasión, Perdón y Misericordia.
¡Bendiciones, Bendiciones, Bendiciones!
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