domingo, 29 de abril de 2018

SUENA UNA MELODÍA ANTHONY DE MELLO




SUENA UNA MELODÍA



SUENA UNA MELODÍA

El deseo marca siempre una dependencia.
Pero depender de otra persona para tu propia felicidad es,
además de nefasto para ti, un peligro,
pues estás afirmando algo contrario a la vida y a la realidad.
Por tanto el tener una dependencia de otra persona para estar
alegre o triste es ir contra la corriente de la realidad,
pues la felicidad y la alegría no pueden venir de fuera, 
ya que están dentro de mí.
Dentro de mi suena una melodía cuando llega mi amigo,
y es mi melodía la que me hace feliz;
y cuando mi amigo se va me quedo lleno con su música,
y no se agotan las melodías,
pues con cada persona suena otra melodía distinta
que también me hace feliz y enriquece mi armonía.
Puedo tener una melodía o más que me agraden en particular,
pero no me agarro a ellas sino que me agradan cuando están conmigo y cuando no están, pues no tengo la enfermedad de la nostalgía sino que estoy tan feliz que no añoro nada.
La verdad es que yo no puedo echarte de menos porque estoy lleno de ti, si te echase de menos sería reconocer que al marcharte te quedaste fuera.
¡Pobre de mí, si cada vez que una persona amada se va,
mi orquesta deja de sonar!
Cuando te quiero, te quiero independiente de mí, 
y no enamorado de mí, sino enamorado de la vida.
No se puede caminar cuando se lleva a alguien agarrado.
Se dice que tenemos necesidades emocionales:
ser queridos, apreciado, pertenecer a otro, que se nos desee.
No es verdad. Esto, cuando se siente esa necesidad,
es una enfermedad que viene de la inseguirdad afectiva.
Tanto la enfermedad, necesidad de sentirme querido, 
como la medicina que se ansia, el amor recibido,
están basados en premisas falsas.
Necesidades emocionales para conseguir la felicidad en el
exterior, no hay ninguna; puesto que tú eres el amor y la
felicidad en ti mismo.
Sólo mostrando ese amor y gozándote en él vas a ser
realmente feliz, sin agarraderas ni deseos,
puesto que tienes en ti todos los elementos para ser feliz.
La  respuesta de amor del exterior agrada y estimula,
pero no te da más felicidad de la que tu dispones,
pues tú eres toda la felicidad que seas capaz de desarrollar.
Anthony de Mello

 







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