LA
LEY DEL DESAPEGO
La
sabiduría de la incertidumbre reside en el desapego... en la
sabiduría de la incertidumbre reside la liberación del pasado, de
lo conocido, que es la prisión del condicionamiento anterior.
Y
en nuestro deseo de ir hacia lo desconocido, el campo de todas las
posibilidades, nos entregamos
a la mente creativa, que orquesta la danza del universo.
Como
dos aves doradas posadas en el mismo árbol, el ego y el yo, íntimos
amigos, viven en el mismo cuerpo. El primero come los frutos dulces y
amargos del árbol de la vida., mientras que el segundo observa con
indiferencia.
-
Upanishad Mundaka
La
sexta ley espiritual del éxito es la ley del desapego. Esta ley dice
que para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos
renunciar a nuestro apego a ella. Esto no significa que renunciemos a
la intención de cumplir nuestro deseo. No renunciamos a la intención
ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.
Es
grande el poder que se deriva de esto. Tan pronto como renunciamos al
interés por el resul-tado, combinando al mismo tiempo la intención
concentrada y el desapego, conseguimos lo que deseamos. Podemos
conseguir cualquier cosa que deseemos a través del desapego, porque
éste se basa en la confianza incuestionable en el poder del
verdadero yo.
El
apego, en cambio, se basa en el temor y en la inseguridad - y la
necesidad de sentir seguridad emana del desconocimiento del verdadero
yo.
La
fuente de la abundancia, de la riqueza o de cualquier cosa en el
mundo físico es el yo; es la conciencia que sabe cómo satisfacer
cada necesidad. Todo lo demás es un símbolo: vehículos, casas,
cheques, ropa, aviones. Los símbolos son transitorios; llegan y se
van. Perseguir símbolos es como contentarse con el mapa en lugar del
territorio. Es algo que produce ansiedad y acaba por hacernos sentir
vacíos y huecos por dentro, porque cambiamos el yo por los símbolos
del yo.
El
apego es producto de la conciencia de la pobreza, porque se interesa
siempre por los símbolos. El desapego es sinónimo de la conciencia
de la riqueza, porque con él viene la libertad para crear.
Sólo
a partir de un compromiso desprendido, podemos tener alegría y
felicidad. Entonces,
los
símbolos de la riqueza aparecen espontáneamente y sin esfuerzo. Sin
desapego somos prisio-neros del desamparo, la desesperanza, las
necesidades mundanas, los intereses triviales, la desesperación
silenciosa y la gravedad - características distintivas de una
existencia mediocre y una conciencia de la pobreza.
La
verdadera conciencia de la riqueza es la capacidad de tener todo lo
que deseamos, cada vez que lo deseamos, y con un mínimo de esfuerzo.
Para afianzarnos en esta experiencia es necesario afianzarnos en la
sabiduría de la incertidumbre. En la incertidumbre encontraremos la
libertad para crear cualquier cosa que deseemos.
La
gente busca constantemente seguridad, pero con el tiempo
descubriremos que esa búsqueda es en realidad algo muy efímero.
Hasta el apego al dinero es una señal de inseguridad. Uno podría
decir: "Me sentiré seguro cuando tenga X cantidad de dinero
porque entonces tendré inde-pendencia económica y podré jubilarme.
Y entonces haré todo lo que he querido hacer siempre".
Pero
eso es algo que nunca sucede - que nunca llega.
Quienes
buscan la seguridad la persiguen durante toda la vida sin encontrarla
jamás. La segu-ridad es evasiva y efímera porque no puede depender
exclusivamente del dinero. El apego al dinero siempre creará
inseguridad, no importa cuánto dinero se tenga en el banco. De
hecho, algunas de las personas que más dinero tienen son las más
inseguras.
La
búsqueda de la seguridad es una ilusión. Según las antiguas
tradiciones de sabiduría, la so-lución de todo este dilema reside
en la sabiduría de la inseguridad o la sabiduría de la
incertidum-bre. Esto significa que la búsqueda de seguridad y de
certeza es en realidad un apego a lo conocido. ¿Y qué es lo
conocido?
Lo
conocido es el pasado. Lo conocido no es otra cosa que la prisión
del condicionamiento anterior. Allí no hay evolución -absolutamente
ninguna evolución. Y cuando no hay evolución, sobrevienen el
estancamiento, el desorden, el caos y la decadencia.
La
incertidumbre, por otra parte, es el suelo fértil de la creatividad
pura y de la libertad. La
incertidumbre
es penetrar en lo desconocido en cada momento de nuestra existencia.
Lo desco-nocido es el campo de todas las posibilidades, siempre
fresco, siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas
manifestaciones. Sin la incertidumbre y sin lo desconocido, la vida
es sólo una vil repetición de recuerdos gastados. Nos convertimos
en víctimas del pasado, y nuestro torturador de hoy es el yo que ha
quedado de ayer.
Renunciemos
a nuestro apego a lo conocido y adentrémonos en lo desconocido, así
entraremos en el campo de todas las posibilidades. La sabiduría de
la incertidumbre jugará un importante pa-pel en nuestro deseo de
entrar en lo desconocido. Esto significa que en cada momento de
nuestra vida habrá emoción, aventura, misterio; que
experimentaremos la alegría de vivir: la magia, la celebración, el
júbilo y el regocijo de nuestro propio espíritu.
Cada
día podemos buscar la emoción de lo que puede ocurrir en el campo
de todas las posibilida-des. Si nos sentimos inseguros, estamos en el
camino correcto - no nos demos por vencidos. En realidad no
necesitamos tener una idea rígida y completa
de lo que haremos la semana próxima o el año próximo, porque si
tenemos una idea clara de lo que ha de suceder y nos aferramos
rígida-mente a ella, dejaremos por fuera un enorme abanico de
posibilidades.
Una
de las características del campo de todas las posibilidades es la
correlación infinita. Este campo puede orquestar una infinidad de
sucesos espacio-temporales con el fin de producir el re-sultado
esperado. Pero cuando hay apego, la intención
queda atrapada en una forma de pensar rígida y se pierden la
fluidez, la creatividad y la espontaneidad inherentes al campo de
todas las posibilidades. Cuando nos apegamos a algo, congelamos
nuestro deseo, lo alejamos de esa fluidez y esa flexibilidad
infinitas y lo encerramos dentro de un rígido marco que obstaculiza
el proceso total de la creación.
La
ley del desapego no obstaculiza la ley de la intención y el deseo -
la fijación de metas. Siempre tenemos la intención de avanzar en
una determinada dirección, siempre tenemos una meta. Sin embargo,
entre el punto A y el punto B hay un número infinito de
posibilidades, y si la incer-tidumbre está presente, podremos
cambiar de dirección en cualquier momento si encontramos un ideal
superior o algo más emocionante. Al mismo tiempo, será menos
probable que forcemos las soluciones de los problemas, lo cual hará
posible que nos mantengamos atentos a las oportunida-des.
La
ley del desapego acelera el proceso total de la evolución. Cuando
entendemos esta ley, no nos sentimos obligados a forzar las
soluciones de los problemas. Cuando forzamos las soluciones,
solamente creamos nuevos problemas. Pero si fijamos nuestra atención
en la incertidumbre y la observamos mientras esperamos ansiosamente a
que la solución surja de entre el caos y la confusión, entonces
surgirá algo fabuloso y emocionante.
Cuando
este estado de vigilancia - nuestra preparación en el presente, en
el campo de la in-certidumbre - se suma a nuestra meta y a nuestra
intención, nos permite aprovechar la oportu-nidad. ¿Qué es la
oportunidad? Es lo que está contenido en cada problema de la vida.
Cada pro-blema que se nos presenta en la vida es la semilla de una
oportunidad para algún gran beneficio. Una vez que tengamos esta
percepción, nos abriremos a toda una gama de posibilidades - lo cual
mantendrá vivos el misterio, el asombro, la emoción y la aventura.
Podremos
ver cada problema de la vida como la oportunidad de algún gran
beneficio. Habién-donos afianzado en la sabiduría de la
incertidumbre, podremos permanecer alerta a las oportunidades. Y,
cuando nuestro estado de preparación se encuentre con la
oportunidad, la solución aparecerá espontáneamente.
Lo
que resulta de esto es lo que denominamos comúnmente "buena
suerte". La buena suerte no es otra cosa que la unión del
estado de preparación con la oportunidad. Cuando los dos se mez-clan
con una vigilancia atenta del caos, surge una solución que trae
beneficio y evolución para no-sotros y para todos los que nos
rodean. Ésta es la receta perfecta para el éxito, y se basa en la
ley del desapego.
LAS 7 LEYES ESPIRITUALES DEL ÉXITO
DEEPAK CHOPRA