¿Podemos
elegir como queremos, o sólo hay una elección correcta entre todas
las que podemos elegir? ¿Cómo podemos distinguir si hemos hecho la
elección correcta o si es la equivocada? La diferenciamos en sus
consecuencias y después de un tiempo. Primero es necesario ver las
consecuencias de nuestra elección.
La opción equivocada nos aleja de nosotros mismos. La opción acertada nos acerca. La elección correcta nos relaja y nos recoge porque sentimos su fuerza.
La elección equivocada, ¿es siempre incorrecta, o tal vez se revela, después de un tiempo, como un rodeo que hemos dado cuando percibimos las consecuencias de nuestra elección equivocada, para que así volvamos a encontrar el camino correcto del que nos habíamos desviado? Sin experimentar una elección equivocada es difícil comprender la diferencia entre una elección correcta o incorrecta.
A veces una elección es correcta sólo por un tiempo. Lo sentimos claramente porque al cabo de ese tiempo la elección que parecía correcta se manifiesta como incorrecta. Se vuelve incorrecta cuando tercamente seguimos aferrados a ella. De ese modo estamos ante una nueva elección.
¿Cómo percibimos si la elección fue acertada? Permanecemos recogidos y en asentimiento. Permanecemos en asentimiento, tranquilamente. También hallamos el apoyo que necesitamos para actuar de acuerdo con esa elección. Después de la elección correcta no necesitamos convencer a nadie sobre la pertinencia de nuestra elección. Los otros sienten la misma sensación que nosotros cuando tuvimos que diferenciar entre lo correcto y lo erróneo. Cuando la elección es correcta también ellos se sienten recogidos y en asentimiento. En ese asentimiento tranquilo encuentran su fuerza.
¿Cómo reconocemos que nuestra elección fue errónea? Nos ponemos ansiosos, queremos adelantarnos precipitadamente sin mirar el presente ni advertir en sus señales las consecuencias de nuestra elección. Nos agitamos y antes que nada tenemos que convencer a nuestros partidarios del acierto de nuestra elección. En el escepticismo de ellos ya podemos reconocer que fue equivocada. Y eso nos pone aún más ansiosos, y esperamos que la elección equivocada aún pueda revertirse y transformarse en elección acertada.
En este punto debemos recordar algo importante: la elección correcta trae consigo una bendición especial. Porque esa elección se realiza en sintonía con una conciencia espiritual que, junto con la elección, pone a disposición las fuerzas que necesitamos para llevarla a cabo.
A la elección correcta le precede el recogimiento en esa conciencia espiritual y la disposición de seguirla, aún cuando la revelación que nos regaló esa conciencia nos pueda sorprender. La elección correcta es, por lo tanto, el resultado del recogimiento y es sostenida por él.
Elegir
acertadamente significa, pues, elegir en concordancia con los
movimientos del Espíritu y en sintonía con la revelación que nos
dieron.
La sintonía con los movimientos del Espíritu evita que tomemos partido por una elección por la que otros se han decantado sin antes comparar y comprobar esa elección con nuestra propia percepción.
Así, elegir acertadamente significa, primero, buscar la sintonía con esos movimientos, hasta calmarnos.
MÍSTICA COTIDIANA BERT HELLINGER
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