GUERRERO DE LA LUZ
Un
guerrero de la luz nunca olvida la gratitud.
Durante
la lucha, fue ayudado por los ángeles; las fuerzas celestiales
colocaron cada cosa en su lugar y permitieron que él pudiera dar lo
mejor de sí.
Los
compañeros comentan: "¡Qué suerte tiene!". Y el guerrero
a veces consigue mucho más de lo que su capacidad permite.
Por
eso, cuando el sol se pone, se arrodilla y agradece el Manto
Protector que lo rodea.
Su
gratitud, no obstante, no se limita al mundo espiritual; él jamás
olvida a sus amigos, porque la sangre de ellos se mezcló con la suya
en el campo de batalla.
Un
guerrero no necesita que nadie le recuerde la ayuda de los otros; él
se acuerda solo y reparte con ellos la recompensa.
De
aquí en adelante - y por algunos centenares de años - el Universo
ayudará a los guerreros de la luz a boicotear a los prejuiciosos.
La
energía de la Tierra necesita ser renovada.
Las
ideas nuevas necesitan espacio.
El
cuerpo y el alma necesitan nuevos desafíos.
El
futuro se transformó en presente, y todos los sueños - excepto los
que contienen prejuicios - tendrán oportunidad de manifestarse.
Lo
que haya sido importante, permanecerá; lo inútil, desaparecerá. El
guerrero, sin embargo, no está encargado de juzgar los sueños del
prójimo y no pierde tiempo criticando las decisiones ajenas.
Para
tener fe en su propio camino, no necesita probar que el camino del
otro está equivocado.
En
ciertos momentos, resistir significa ser destruido; entonces, él se
adapta a las circunstancias. Acepta sin protestar que las piedras del
camino tracen su rumbo a través de las montañas.
En
esto reside la fuerza el agua; jamás puede ser quebrada por un
martillo, ni herida por un cuchillo. La más poderosa espada del
mundo es incapaz de dejar una cicatriz sobre sus superficie.
El
agua de un río se adapta al camino más factible, sin olvidar su
objetivo: el mar. Frágil en su nacimiento, lentamente va adquiriendo
la fuerza de los otros ríos que encuentra.
Y
a partir de un determinado momento, su poder es total.
Para
el guerrero, no existe amor imposible.
Él
no se deja intimidar por el silencio, por la indiferencia o por el
rechazo. Sabe que, tras la máscara de hielo que usan las personas,
existe un corazón de fuego.
Por
eso el guerrero arriesga más que los otros. Busca incesantemente el
amor de alguien, aun cuando esto signifique escuchar muchas veces la
palabra "no", regresar a casa derrotado, sentirse rechazado
en cuerpo y alma.
Un
guerrero no se deja asustar cuando busca lo que necesita. Sin amor,
él no es nada.
Como
todos los demás hombres y mujeres, él no nació sabiendo manejar su
espada, y cometió muchas equivocaciones antes de descubrir su
Leyenda Personal.
Ningún
guerrero puede sentarse en torno a la hoguera y decir a los otros:
“Siempre actué correctamente”.
Quien
afirma esto está mintiendo, y aún no aprendió a conocerse a sí
mismo. El verdadero guerrero de la luz ya cometió injusticias en el
pasado.
Pero
en el transcurso de la jornada, percibe que las personas con quienes
actuó injustamente siempre se vuelven a cruzar en su camino.
Es
su oportunidad de corregir el mal que les causó. Y él siempre la
utiliza, sin vacilar.
Quien
ayuda, siempre es ayudado, y tiene que enseñar lo que aprendió. Por
eso, él se sienta alrededor de la hoguera y cuenta cómo fue su día
de lucha.
Un
amigo le susurra: “¿Por qué revelas tan abiertamente tu
estrategia? ¿No ves que actuando así corres el riesgo de tener que
compartir tus conquistas con otros?”
El
guerrero se limita a sonreír, sin responder. Sabe que si llegara al
final de la jornada a un paraíso vacío, su lucha no habría valido
la pena.
El
mundo parece amenazador y peligroso para los cobardes. Éstos buscan
la falsa seguridad de una vida sin grandes desafíos, se arman hasta
los dientes para defender aquello que creen poseer. Los cobardes
terminan construyendo los barrotes de su propia prisión.
El
guerrero de la luz proyecta su pensamiento más allá del horizonte.
Sabe que si no hace nada por el mundo, nadie más lo hará.
Entonces,
participa en el Buen Combate y ayuda a los otros, incluso sin
entender bien por qué lo hace.
Cuando
llega una orden de cambio, el guerrero se despide de todos los amigos
que formó durante el transcurso de su camino. A algunos les enseñó
cómo escuchar las campanas de un templo sumergido, a otros les contó
historias alrededor de la hoguera.
Entonces
el guerrero de la luz agradece a los compañeros de jornada, respira
hondo y sigue adelante, cargando con recuerdos de una jornada
inolvidable.
He tomado solo algo del Manual del Guerrero de la Luz
de Paulo Coelho
Gracias por este gran cachito de luz!!!!!
ResponderEliminarTienes alma guerrera tambien...brindemos por muchos más como nosotros y los que estan por despertar para empezar este proceso tan arduo y mágico...estamos con el proceso planetario...el cielo nos guia y ayuda! Felicidades y bendiciones herman@!
¡Brindemos por ello, por todos, por esta gran fiesta de Luz y Amor!!!
ResponderEliminarEl Cielo nos guía, bendiciones infinitas!!!
Gracias por tus palabras.