sábado, 24 de enero de 2015

CONCEPTO SER. EL TRAJE HUMANO. GRACIELA BÁRBULO.





Todo lo que ves en los demás está conformado de tu consciencia.

De este modo, enviar un buen / mal deseo, no es que venga de vuelta, sino que vibra en tu conciencia personal. No lo envías, lo generas y subsiste en la misma energía de la que estás conformado. No vuelve a ti; es tú.


Los demás son aquella parte de tu traje que ves proyectado. Así es todo lo que consideras ajeno. Lo que consideras “tú” es eso mismo, con la diferencia de que te identificas con ello, lo asumes como “yo”.
Y, para reflexionar, una propuesta:
Puesto que estamos hablando de dualidad, podrías pasar tu “conciencia” de ti a otro, y desde ahí (él), te verías a ti mismo, al que consideras “yo”. ¿No cambiarías nada? ¿Lo estarías viendo desde él o desde tú?




Hay que entenderlo como si todas las personas y cosas fueran poliédricas (visión de lo multidimensional en la 3D), de esta forma, una persona existe en sí misma, pero nosotros, en tanto que hemos creado un personaje, y por lo tanto “puesto un traje humano”, vemos un aspecto de ella; percibimos exactamente lo que sobre él “apoyamos”, y ese aspecto es “yo”.
Para otros, esa persona o cosa será diferente, porque lo que proyecta cada uno de esos otros será otra cosa.
Sin embargo, esa persona sobre la que se realiza la proyección “Es” en sí misma.

Si no tuvieras puesto un traje (si no te hubieras revestido de personaje), verías a esa persona en su esencia. A su vez, si esa persona no tuviera un traje, si fuera sólo Esencia, sería imposible encontrar en ella una pantalla donde proyectar, desde nuestra conciencia; es decir, una identidad para proyectar una unidad de “yo”, con el propósito de interactuar con ello, y así completarnos.



Todo esto se produce como consecuencia del deseo de conocernos. No podemos reconocernos si tenemos integrados nuestros elementos. Es necesario verse desde otra óptica coger distancia. Nuestra satisfacción, y lo que produce éxtasis, está en tomar contacto con aquello que nos completa.
Entretanto, tomamos unidades de conciencia /identidad y las proyectamos, dentro de nuestra conciencia de “yo”. Esta proyección puede ser dirigida hacia el objetivo o, simplemente, lanzada hacia fuera de lo que soy “yo”, libre.
Si elegimos lanzarla hacia un objetivo concreto, el proceso consiste en poner expectativas en otro, por ejemplo, de sentimiento hacia nosotros (porque lo tenemos por él). Y lo tenemos porque hemos depositado en él ese sentimiento nuestro; entonces esperamos, simplemente, recuperarlo. Pero queremos recuperarlo interaccionando con él, re-conocerlo. Para ello es preciso sentir la entrega por parte del otro.
Si se produce fracaso, lo más inocuo es “recogerlo” y proyectarlo en otro sitio, en otro ser.

Generar conflicto, quejarse, etc., es absurdo, no engendra más que bloqueos. El otro tal vez no recogió esa proyección, tal vez… Entonces, puesto que NUNCA DEJA DE PERTENECERTE, toma de nuevo el mando de esa unidad de identidad y vuelve a jugar con ella. Hazlo feliz, sin conflicto, con consciencia de juego.
También, como dijimos, puede suceder que la expectativa se haya lanzado sin objetivo, y haya sido “recogida” desde la proyección de alguien que no te interesa (en ese caso hay que revisar la vibración que llevaba lo que emitíamos,

puesto que ésta define, por resonancia, la vibración de lo recogido), y lo que te pretende devolver está “corrupto”. No hay fracaso, no hay problema. De nuevo, recoge y haz lo que quieras. Todo es tuyo. Recoge, lo que el otro usa, en ti, porque tú eres su hogar, y mantenlo ahí mientras decides si seguir “jugando”.
Fragmento tomado de;
Concepto Ser.
El traje humano.
Graciela Bárbulo


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