Todo
lo que es, fue y será, siempre es Aquí y Ahora. Es el eterno
momento, sin tiempo; lo abarca todo, fuera de el no hay nada, es la
vida. Este momento presente, sea cual sea su contenido, es lo único
que es real.
El
eterno presente es la conciencia de la unidad de todas las cosas,
procesos y seres vivos.
Por
lo general imaginamos y experimentamos la vida como una cadena de
interminables momentos, donde un momento da paso al siguiente.
Vivimos creyendo que viajamos del pasado hacía el futuro y que el
momento presente es solo el nexo de unión, el punto de encuentro.
Esto
es una equivocación fundamental, porque tanto el futuro como el
pasado, sencillamente no existen, son solo proyecciones mentales. El
tiempo es solo una idea, un pensamiento abstracto, un medio que
utilizamos para fines prácticos, (para organizar y entender
intelectualmente la vida), lo importante es no confundir el medio con
la realidad.
La
experiencia solo existe en este único momento en que es sentida, es
decir en el momento presente, el aquí y ahora. Aunque esto pueda
parecer muy obvio, es una realidad que no admitimos, puesto que
normalmente estamos tan ocupados con el pasado y el futuro que
ignoramos lo único que realmente importa y existe, el momento
presente. Estamos tan ocupados intentando mejorar nuestra vida, que
nos olvidamos de vivirla y de este modo vivimos como si nunca
fuésemos a morir y morimos como si nunca hubiésemos vivido.
El
maestro Eckhart lo describe magistralmente en el siguiente texto: “El
tiempo es lo que impide que la luz penetre en nosotros. No hay mayor
obstáculo a Dios (conciencia despierta) que el tiempo.
Vivimos
en esta equivocación, que nos conduce directamente a la auto
frustración y sufrimiento. Sufrimos añorando o lamentándonos del
pasado o vivimos en una proyección de un futuro mejor, e incluso
podemos tener miedo de lo que nos pueda pasar en ese supuesto futuro.
Vivimos sin vivir, en un mundo inventado, y así se nos escapa la
plenitud de la vida.
Sin
tiempo no hay sufrimiento. Nos hemos perdido en el laberinto de los
pensamientos y vivimos recluidos en una cárcel mental.
“Las
rosas que están bajo mis ventanas no señalan a las rosas anteriores
o a rosas mejores; son las que son y existen hoy en Dios (en el Ser).
No conocen ningún tiempo.
Las
rosas simplemente están ahí, y son en cada instante de su
existencia absolutamente perfectas. Pero el ser humano se recuerda y
aplaza, no vive en la presencia, mira atrás quejándose sobre el
pasado o imaginando (ignorando la abundancia del presente) un futuro
mejor. No puede vivir feliz y fuerte, hasta que no aprende a vivir
con la naturaleza en la presencia – más allá del tiempo”.
Con
este texto, Ralph Waldo Emerson describe perfectamente como nos hemos
alejado de lo único que es real.
Cuando
comprendemos que solo existe el eterno momento, sin tiempo, donde
todo es sanado, el conocimiento de Uno Mismo brota de forma natural
desde nuestro interior hacía el mundo, las limitaciones se disuelven
y nos damos cuenta que no hay nada detrás o delante de nosotros,
solo el infinito y vasto espacio del momento presente.
Somos
el momento presente.
Karsten
Ramser
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